Una mirada a los últimos treinta años del arte cubano
27 de mayo de 2014
|Por Onedys Calvo
La curaduría es un acto de arbitrariedad, la selección de un número de elementos que se articulan en función de una tesis que se pretende se fundamente y explique a partir de la conjugación de las partes elegidas. Suele concebirse como un acto de creación y en este sentido entenderse como una obra más en el complejo mundo del arte contemporáneo. De ahí la relevancia del curador en la dinámica actual como ese profesional que señala, da sentido y legitima. De ahí también lo controvertido que suele ser esta figura en un campo como el del arte, en el que la subjetividad tiene gran peso. La curaduría puede ser buena o mala, y su resultante alabada o no. A veces las exposiciones recorren procesos curatoriales muy simples y facilistas, pero en general debe ser un complejo proceso intelectivo que pasa por una concreción práctica de inimaginables artilugios. Ser curador, y un curador serio, es, como muchas otras profesiones, asumir una postura de riesgo.
Con este preámbulo les propongo mirar la más reciente propuesta curatorial de la Dra. en Arte Contemporáneo, Concha Fontenla, con la cual ha sumado su percepción sobre los últimos treinta años del arte cubano a propósito de las celebraciones por el 30 aniversario del magno evento del arte contemporáneo en nuestro país: la Bienal de La Habana.
La sede de la muestra es el espacio para la creación y la experimentación contemporánea, Factoría Habana, centro que dirige desde su fundación en 2009, y que desde entonces se ha destacado por una programación heterogénea que ha develado y dado curso a múltiples maneras de expresión de la sensibilidad artística.
Para una experta internacional, la relación con el arte cubano debe perfilarse de modo diferente a cómo lo valoramos desde el interior. De ahí que los niveles de riesgo aumenten, por un natural distanciamiento de las circunstancias que enraízan las propuestas nacionales, y por otro lado porque el hecho de que cada poética pueda ser comprendida por un ente en apariencia externo, que opera con discursos universales, subraya legitimación. Sin embargo, su selección ha posicionado en la mira a una nómina de creadores que, con trabajos actuales, han tenido un importante protagonismo nacional e internacionalmente en nuestro quehacer, y que a la vez, resumen una buena parte de las preocupaciones y morfologías de la producción artística cubana.
El empeño de la curadora ha sido vasto y ante lo prolífero de nuestra creación ya se prevé una próxima Mirada para el próximo año, donde puedan revisarse otras producciones de igual relevancia a las convocadas en esta primera edición, en la que los discursos de 16 artistas han sido organizados por temáticas: Universos (con imaginarios muy personalizados como los de Fabelo y Pedro Pablo Oliva); Mundos (con creadores que proyectan su visión más íntima, como Sandra Ramos, Lidzie Alvisa o José Manuel Fors); Territorios (refiriéndose fundamentalmente a zonas conceptuales, a pensamiento crítico, como los Tonel o Ponjuán), Geografías (remitiéndose a este concepto más como geografía histórica o cosmogónica, entre la que se incluyen trabajos como los de Belkis Ayón, Santiago Rodríguez Olazábal y José Ángel Toirac). Articular estas directrices, le permite a la curadora visualizar el profundísimo análisis que estos artistas hacen de la condición humana, de la relevancia de los contextos físicos y espirituales…, exponer la visión crítica y aportadora de nuestros creadores, sus amplísimos recursos estéticos y formales, y subrayar su apreciable calidad que trasciende las fronteras nacionales, tanto físicas como intelectuales.
Con una museografía distinguida Miradas es, según las palabras de su curadora: “…más que una muestra, una invitación mediante la que dieciséis creadores cubanos componen un mosaico que es, simultáneamente, producto y reflejo de la evolución de la sociedad y el arte de la isla durante las últimas décadas. Heterogéneo, complejo, mestizo y versátil pese a la profundidad de una tradición y el peso de una naturaleza decisivas en la conformación de su identidad, el pueblo cubano puede re-conocerse y expresarse en esta exposición que juega a implicar al espectador desde el propio concepto que le da nombre ya que es la mirada del público la que ha de completar y/o cuestionar su portentoso imaginario”.
Inaugurada el pasado viernes 23 de mayo, en Factoría Habana, cita en O´Reilly 308, Miradas, conformada por Aimée García, Antonio Fernández (Tonel), Belkis Ayón, Carlos Montes De Oca, Eduardo Ponjuán, Felipe Dulzaides, Ibrahim Miranda, José Ángel Toirac, José Manuel Fors, Jorge López Pardo, Lidzie Alvisa, Luis Enrique Camejo, Pedro Pablo Oliva, Roberto Fabelo, Sandra Ramos y Santiago Rodríguez Olazábal es, entonces, un catálogo: una buena visitación a obras y artistas cubanos de incuestionable valía en la historia del arte cubano reciente.
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