Sentando pautas
22 de mayo de 2014
|Al acceder el Vaticano a participar en el diálogo para buscar la paz en Venezuela y recibir semanas atrás a la presidenta argentina, Cristina Fernández, el Papa Francisco (el también argentino Jorge Bergoglio), puso de relieve no solo su personalidad religiosa, sino política, al proclamar la defensa de la humanidad contra el injusto orden económico social.
Con anterioridad, en diciembre último, el jefe de la Iglesia Católica, ya había calificado al capitalismo de sistema que mata, porque su máximo propósito es el dinero y no el bienestar del ser humano.
Poco más de un año ha bastado para demostrar que es un Papa diferente, que ha logrado la aprobación de la mayoría de los católicos y de la admiración de otros que no lo son.
Humildad, cercanía, antiprotocolar, enemigo de la suntuosidad y de las subsistentes tradiciones medievales han sido una buena presentación para una iglesia que ha estado siendo golpeada por todo tipo de escándalos: los casos de pedofilia, las peleas internas del Vaticano, la filtración de documentos, las finanzas cuestionadas, un centralismo romano asfixiante.
Bernardo Barranco, presidente del Centro de Estudios de las Religiones en México, apuntó que “con sus pronunciamientos sobre los pobres, la mujer y los homosexuales, ha infartado a los dinosaurios católicos en Roma. Entonces hay tensiones y algunos sectores están preocupados”.
“Será muy difícil para él cambiar la cultura del Vaticano, porque el dogma no favorece ese mensaje que da Francisco desde el primer día de su papado”, sostiene el teólogo y profesor Daniel Álvarez, quien reflexionó que en su llamado dice que “todos somos responsables de nuestro prójimo. Y para el Papa el prójimo es el excluido, el marginado, el que sufre”.
A su vez, el periodista argentino Sergio Rubín, experto en religión y uno de los que más conoce al Papa Francisco -coautor, junto a Francesca Ambroguetti, de la única biografía autorizada de Bergoglio: “El Jesuita”- aseveró que “ha provocado una verdadera revolución cultural dentro de la iglesia. Es cierto que por ahora no ha cambiado ninguna norma, pero lo que está claro es que cambió el modo de presentar un mensaje de 2 000 años con sus gestos de sencillez y austeridad”.
Durante su corto Pontificado no dudó en convocar a una vigilia internacional por la paz en Siria, mientras sonaban campanas del posible ataque de Estados Unidos contra esa nación levantina.
Rechazó vivir recluido en el Palacio Apostólico para hacerlo en un hotel donde tiene más contacto con el mundo exterior; no quiso utilizar la limusina papal y se decantó por un papamóvil sencillo y antiguo, además de que suele romper la seguridad para acercarse, conversar y consolar a las personas que acuden a verlo, muchas veces ancianos postrados o niños enfermos.
Otro asunto que el Obispo de Roma ha encarado es la economía de la Santa Sede, hasta ahora rodeada de un halo de secretismo y misterio; aplicó numerosas medidas dirigidas a combatir el fraude, e hizo que el Instituto para Obras Religiosas, más conocido como Banco del Vaticano, publicara por primera vez en la historia un balance de su gestión, un paso dado en aras de dotar de mayor transparencia a las finanzas eclesiásticas.
Apunta Prensa Latina que es larga la lista de novedades del Papa, quien incluso habla abiertamente de temas tabúes como el divorcio, las familias monoparentales y la homosexualidad, y hasta convocó a una consulta mundial para conocer las opiniones de la gente sobre esas cuestiones.
Pese a todas las acciones que han puesto en movimiento a la Iglesia católica, muchos advierten que su mayor desafío está en mantener esta línea en los próximos años.
En este sentido, varios especialistas y sacerdotes alertan que existen grupos religiosos muy conservadores que podrían oponerse, y de hecho ya lo hacen, a los aires de renovación de Francisco.
Por ejemplo, el sacerdote austriaco Helmut Schuller se refirió a organizaciones como el Opus Dei, Comunión y Liberación o Legión de Cristo, los cuales calificó de muy influyentes y con intereses económicos y de poder que podrían verse afectados con las políticas y medidas de Francisco, quien, sin embargo, e independientemente de lo que depare el futuro, hoy está sentando pautas.
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