Espiritualidad y religiosidad en el equilibrio del proceso salud – enfermedad
27 de junio de 2014
|Habíamos dejado pendiente en semanas anteriores una afirmación que refería el hecho ya comprobado científicamente por infinidad de estudios desarrollados que cuando una persona enfrenta el diagnóstico de cáncer, sus creencias y prácticas religiosas pueden ayudar a combatir los sentimientos de desamparo y de angustia que se producen, ordenando y restituyendo el significado de su visión de la vida al promover un sentido de control.
Las creencias religiosas son utilizadas comúnmente por ejemplo, por pacientes aquejados de cáncer con el objetivo de enfrentar el miedo, la ansiedad, la desesperanza y la pérdida de control que produce esta enfermedad.
Infinidad de estudios que hemos revisado, aseveran en el ejemplo que proponemos- personas con diagnostico de cáncer – que con frecuencia acuden a la religiosidad como vía de encuentro con la salud y tiene su lógica y explicación, en primer orden desde que se le descubre la enfermedad el primer impacto esta precisamente por la noticia o por la sospecha cuando se le oculta del diagnostico de la enfermedad. El impacto recibido por la verdad o la sospecha, provoca un estrés mantenido sobre todo por lo imprevisible que resulta su evolución, el pronóstico de la misma, el efecto de quimioterapia, hasta la toma de conciencia de la finitud de la vida, donde por citar algunas situaciones de vida que pueden originarse, esta el hecho de que todos los proyectos de la vida del individuo quedan interrumpidos y todas las energías y pensamientos del individuo se concentran en el proceso de supervivencia, porque estas enfermedades crónicas pueden cambiar el futuro, y el punto de vista acerca de la vida y la muerte, y por lo que a la naturaleza existencial que a esto concierne, los investigadores han comenzado a reconocer la importancia que tienen los factores espirituales en la adaptación al cáncer.
No es menos cierto que el interés de las Ciencias Medicas en estudiar la espiritualidad, los médicos que llevan la espiritualidad a su práctica profesional son la excepción más que la regla. Este tema adquiere relevancia cuando estamos ante enfermedades crónicas serias que requieren un cuidado a largo plazo, donde la relación médico-paciente pasa a ser indispensable.
Dentro del propio tratamiento clínico se hace imprescindible una activación de la conexión mente – cuerpo y por ende, lo espiritual se hace presente, y por ello es de vital importancia la utilización de técnicas dirigidas a activar la conexión mente, cuerpo y espíritu, entre las que podemos citar, la relajación, la visualización, la meditación, yoga, Tai Chi o Qi Gong o incluso escuchar la música y hacer contacto con la naturaleza, como lo demuestran las investigaciones realizadas.
Puede parecer improcedente, puede hasta lucirnos soñador y poético, pero todas estas técnicas contribuyen decididamente a una elevación de los niveles de auto conocimiento que originan a su vez altos grados de autoseguridad tienen en común el mejoramiento del auto conocimiento y el auto cuidado del paciente, porque incluso, pueden llegar a convencerse que la enfermedad es un motivo para ir en la búsqueda de su crecimiento personal y espiritual, y como en realidad, los riesgos tanto físicos como emocionales son mínimos, pues se produce aquello de que “Tal vez no me cure, pero daño tampoco me hace”, pero decididamente, si puede determinar en la mejor evolución de la enfermedad, y por otra parte, estas técnicas pueden ser enseñadas fácilmente.
En realidad, todos los métodos de tratamientos contra el cáncer, son agresivos y citemos por ejemplo a la quimioterapia a dosis citotóxicas e irradiación, que reclaman del paciente un manejo más efectivo del dolor, la náusea y otros efectos adversos y es precisamente a través de estas técnicas que se puede mejorar la calidad de vida del enfermo y las consecuencias que produce este tratamiento, por lo que esta mejoría de la calidad de vida, hace posible una disminución del dolor y una mejor adaptación al tratamiento y sus consecuencias o secuelas, por lo que si el paciente asume el tratamiento en un estado mas relajado tanto mentalmente como de su cuerpo y de su espiritualidad, se podrá disminuir en gran medida los efectos colaterales y por supuesto, cambia la actitud del enfermo hacia la enfermedad.
Después de analizar estos argumentos tomando como ejemplo una de las enfermedades crónicas no transmisibles que con mas frecuencia nos encontramos y que conocemos mucho de sus secuelas y reacciones negativas ante el tratamiento y de intentar argumentar la importancia de la espiritualidad no solo como vía de afrontamiento de la misma sino como parte del tratamiento, usted podría estarse preguntando: ¿Hásta donde la relación entre la espiritualidad y la salud?
De este aspecto continuaremos comentando la próxima semana en este ciclo que hemos estado desarrollando que ha tenido como centro la relación mente – cuerpo.
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