La Calle de los Mercaderes, Centro Histórico de La Habana Vieja

16 de mayo de 2014

|

Zenaida Iglesias Sánchez

|

Calle Mercaderes, Centro HIstórico de La Habana

Es una de las primeras calles por la que se extendió la población desde su asentamiento definitivo en la costa norte de la provincia de La Habana, tomando en cuenta lo estipulado por las Leyes de Indias en su momento, que indicaron sacar los caminos y calles principales desde la Plaza Mayor, dejando tanto compás abierto, que aunque la población aumentara, se pudiera proseguir y continuar en la misma forma.

Fue una de las primeras en tomar su denominación, relacionado directamente con la actividad predominante en toda su extensión.  En su recorrido, por uno y otro de sus lados, se repartieron los comercios, donde se hallaba lo más valioso y variado en objetos de uso común. En 1761 refiriéndose al eje vial, el historiador José Martín Félix de Arrate escribió: Algunas de las calles de La Habana no tienen nombre, pero entre todas, la más nombrada es la de Mercaderes, que sale de una de las esquinas de la Plaza Nueva para la parte del Norte y termina en la de la Parroquial Mayor, (refiriéndose a la Plaza de Armas, donde se encontraba esta iglesia) siendo su extensión de cuatro cuadras, y por una y otra acera están repartidas las tiendas de mercaderías, en que se halla lo más precioso de los tejidos de lana, lino, seda, plata y oro y otras bujerías(…) las que atraen mucho concurso a este paraje(…).

La calle se extiende desde Empedrado hasta Teniente Rey, en la Plaza Vieja, donde termina. Por su parte, el historiador José María de la Torre refiere en su obra Lo que fuimos y lo que somos que sus habitantes eran en gran mayoría mercaderes, de ahí su denominación que perduró hasta nuestros días.
Si bien el proceso de pavimentación en las arterias de la antigua ciudad se dilató y se realizaron intentos probando métodos diferentes para el empedrado, hasta encontrar el más factible, la calle Mercaderes fue privilegiada en esta experimentación, viendo adoquinado parte de su trayecto desde el siglo XIX. Con la llegada del siglo XX, como otras, fue asfaltada y se encontraba abierta al tránsito vehicular.

En la década del ’80, con los trabajos para la rehabilitación del centro histórico citadino, se trazó como premisa rescatar los espacios públicos principales de la ciudad y los ejes viales que los unían, de ahí que en la actualidad los trabajos en esta arteria pueden darse por concluidos casi en su totalidad.
En su recorrido desde la Plaza de la Catedral a la Plaza Vieja se observan un conjunto de edificaciones de considerable valor, corre por el frente de la otrora mansión de los Marqueses de Arcos, justo a su frente sobresale el mural que llama la atención de todo caminante; pasa por el frente del Colegio Universitario San Jerónimo y el fondo del Palacio de Gobierno, hoy Museo de la Ciudad; en la cuadra que va entre Obispo a Obrapía destaca el Hotel Ambos Mundos y se desliza al encuentro de museos y comercios de gran atracción, sin dejar a un lado la vivienda, porque sin sus habitantes, la arteria centenaria perdería su razón de ser. Las parcelas vacías fueron rescatadas con parques y jardines: el parque Simón Bolívar, el parque Rumiñahui y el jardín ecológico, hasta llegar a la Plaza Vieja, donde todo es reanimación, en este tramo se destacan el Planetario, la Fototeca de Cuba y el Café “El Escorial”.