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Por siempre Formell

9 de mayo de 2014

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índiceHace sólo unos días Juan Formell abandonó “el Reino de este Mundo” -como diría Carpentier- pero su luz continuará brillando entre nosotros porque él fue, y siempre será, de los imprescindibles; de los artistas que marcan la historia de la música cubana y trascienden más allá de nuestras fronteras geográficas.
Hacer una valoración adecuada de este profesional es difícil, porque su espectro es tan amplio como variado: inventor de nuevas maneras de hacer la música, innovador el timbre sonoro de la tradicional charanga, con la sustitución de algunos instrumentos y la incorporación de otros electrificados, de trombones, de teclado, de combinaciones inusitadas; fusionó el son y la rumba para crear el songo; convirtió en crónicas poético-musicales las vivencias de su tiempo; utilizó el contrabajo y los registros graves como elementos relevantes dentro de su formato orquestal, lo que aportó una nueva sonoridad armónica; combinó y utilizó las voces de sus cantantes como nunca antes se había hecho e, incluso, incorporó una voz femenina… Sus actuaciones nacionales e internacionales movilizaban multitudes de todas las edades, porque hasta los niños y las niñas son seguidores de los “Van Van”,  orquesta surgida al calor de la recordada Zafra de los Diez Millones, cuando Formell se unió al optimismo popular y la bautizó con ese nombre pero, además, “Van Van” nació en un momento muy importante de nuestra historia musical: varios músicos cubanos emigraron hacia los Estados Unidos, y la música norteamericana invadió el gusto popular a tal punto, que agrupaciones nuevas como “Los Zafiros”, imitaban a los Platters. Sin embargo, los pioneros de la Nueva Trova, al igual que Formell y algunos músicos más, decidieron escoger el camino de un presente que auguraba un futuro tan cubano como nuestras palmas.
Si tuviera que resumir mi valoración musical de Juan Formell, diría que fue un músico excepcional, un creador genial, un renovador de esquemas, un hombre con los pies en la tierra que, a pesar de su sensibilidad artística, no perdió nunca la perspectiva de lo que debía hacer en cada momento para mantener la atención del público bailador que ahora añora su presencia física, porque su espíritu siempre estará entre nosotros.
Juan Formell dijo una vez que aún cuando ya él no estuviera entre nosotros, quería que “Van Van” continuara viva. Por eso creo que quienes compartieron su trabajo en la orquesta, no podrán rendirle mejor homenaje, que mantener el legado que Juanito les dejó, y que forma parte de lo mejor de la identidad cubana, porque él es y será, por siempre, Formell.

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