Plazuela e iglesia de Monserrate
21 de marzo de 2014
|La actual plazuela o parque de Albear, rodeada por las calles Monserrate, Obispo, Bernaza y O´Reilly, en La Habana Vieja, ocupó el lugar de la antigua plazoleta de Monserrate, llamada así por una ermita fundada en 1675 y consagrada a Nuestra Señora del Monserrate. La misma fue erigida, según el historiador José Martín Félix de Arrate, en la estancia de don Gaspar de Arteaga y doña Magdalena de Corvera quienes donaron sus terrenos para tal fin, y sirvió algún tiempo de ayuda de parroquia, según una Real Cédula de 1692. La ermita estaba situada de oeste a este junto a la muralla de tierra, medía 10 varas de largo por 5 de ancho, y no poseía torre, sino un pequeño balcón donde se ubicaban las campanas. Fue destruida en 1836 para construir las únicas puertas dobles de la muralla, que permitían acceder a la ciudad intramuros por la calle Obispo y salir por O’Reilly, descongestionando de esta manera el tránsito de carruajes y peatones en la ya concurrida ciudad de la primera mitad del siglo XIX. La ermita de Monserrate fue reedificada en extramuros en 1844, emplazada hoy en la calle Galiano esquina a Concordia. Levantadas en el lienzo de la muralla entre los baluartes de Monserrate y de La Pólvora, esta obra del capitán general Miguel Tacón (1834-1838), conocida como las Puertas de Monserrate, se componía de dos grandes arcos de piedra unidos por el edificio del cuerpo de guardia y coronados por sendos frontones en la fachada de extramuros, de donde partían dos largos puentes levadizos, sostenidos también por arcos de sillería, que atravesaban todo el foso de la muralla.
Relataba José María de Andueza en 1841 que: “A ambos lados de este puente hay una ancha banqueta elevada como una cuarta sobre el pavimento, á fin de que los carruajes no atropellen ni molesten á los que á pie transitan (…) Toda la obra es de la mayor solidez y reporta al público comodísimas ventajas.” Con la disminución de la importancia militar del cerco defensivo, los referidos puentes se convirtieron en fijos y por Real Cédula del 22 de mayo de 1863 se le autorizó al Ayuntamiento habanero demoler la muralla y aprovechar los terrenos liberados para construir plazas y edificios públicos. Para iniciar su derribo, se celebró el 8 de agosto de 1863 un acto solemne presidido por el capitán general Domingo Dulce Garay y el Alcalde de La Habana, el señor Conde de Cañongo, con la presencia de las más importantes personalidades eclesiásticas, civiles y militares de la ciudad. Para ello se construyó una gran escalinata alfombrada sobre el cuerpo de guardia de las Puertas de Monserrate. Después de los discursos y los oficios religiosos, se abrió simbólicamente un boquete en la cima del parapeto entre las dos puertas, que se convirtieron en el primer trozo de muralla que se demolió. Después de ser rellenados los fosos y parcelados y vendidos los terrenos de esa zona, el área que ocupaba la puerta correspondiente a la calle Obispo quedó incluida en la parcela donde se construyó, primero el teatro Albisu en 1870, y luego, en 1927, el palacio del Centro Asturiano; en el de la puerta de O’Reilly se comenzó a edificar en 1894 la Manzana de Gómez, terminada en 1917 con la imagen actual. El espacio entre estas dos edificaciones, donde antes estaba el cuerpo de guardia que unía las dos partes, se dejó vacío. La centralidad del lugar determinó que sus terrenos fueran muy codiciados, y pronto se aprobó la creación de un reparto llamado precisamente Las Murallas, que comprendía el área donde se levantaba la muralla y la del glacis.
En el propio año 1863 se presentaron varias propuestas para su trazado, y en 1865 quedó aprobado definitivamente el plano del mismo. El diseño aceptado planteaba la apertura de una red de calles de quince metros de ancho, nucleadas entre dos extensas avenidas que cruzarían de un extremo a otro del espacio antes ocupado por la muralla, siguiendo una trayectoria paralela al Paseo del Prado: Monserrate y Zulueta.
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