La Pradera, pronóstico de vida
20 de febrero de 2014
|Cáncer de pulmón con metástasis. Apenas seis meses de vida. Tal eran las credenciales de más de un paciente del Centro Internacional de Salud “La Pradera”, ubicado al oeste de la capital cubana.
Ocho años después ese enfermo goza de buena salud gracias al tratamiento con la vacuna cubana que se produce en el Centro de Inmunología Molecular, vecino de La Pradera, y una de las instalaciones de punta del llamado Polo Científico habanero.
Lo mismo ha ocurrido con enfermos de cáncer de próstata avanzado. Otra vacuna del propio Centro de Inmunología Molecular muestra resultados alentadores.
Visitar La Pradera es recibir un encontronazo con las secuelas de accidentes, con la violencia que impera en varios países, con la dura realidad de niños ciegos y sordo-mudos y otras dolencias que allí se tratan
Se trata, según su director Pedro Llerena, de una instalación que se ha especializado en la rehabilitación, para lo cual cuenta con traumatólogos, neurólogos, fisiatras, psicólogos, rehabilitadotes y otras especialidades.
Más de un paciente víctima de un aparatoso accidente de tránsito o de una bala disparada por el hampa arribó aquí con pocas esperanzas de volver a caminar. La realidad ha sido otra gracias a la experiencia del personal médico, del equipamiento y, sobre todo, de la atención personalizada.
Que lo diga William Parra, periodista colombiano de la cadena Telesur, quien en septiembre pasado fue abatido por el disparo de un francotirador cuando cubría el conflicto armado en Siria. La bala le atravesó la tibia del pie derecho.
Llegó a la isla usando muleta y la indicación de un galeno privado de Venezuela para una intervención quirúrgica en la rodilla. “Yo me fui a buscar una segunda opinión a los médicos cubanos en un Centro de Diagnóstico Integral de Caracas. Me propusieron rehabilitación”.
Con esos dos diagnósticos arribó al aeropuerto internacional José Martí donde lo esperaba el doctor Pedro Llerena. Luego un traumatólogo del hospital ortopédico Frank País reafirmó que una buena rehabilitación sería el tratamiento correcto para su dolencia.
Menos de 20 días después, cuando nos vemos en La Pradera, Parra camina sin ayuda de la muleta, aunque estaba de reposo terapéutico “pues le di muy duro a los aparatos. Imagínate, esto es un remanso de paz, pero yo quisiera estar de vuelta en Damasco, o en Caracas, donde la derecha quiere imponer un golpe de Estado”.
Mi colega está más tranquilo luego de la conversación con la psicóloga. “Ella me convenció de que vendrán más batallas, incluso más importantes y por eso es necesario que yo me recupere por completo”, comenta.
El Centro Internacional de Salud “La Pradera” es el coordinador del convenio entre Cuba y Venezuela para la atención de pacientes del país sudamericano en la isla, que también benefició a Parra, residente en Caracas.
Más de 54 mil venezolanos, entre pacientes y acompañantes, han sido atendidos aquí, en particular tratamientos de rehabilitación, también para atender dolencias cardiovasculares y cáncer.
Pero no solo de venezolanos. Personas de 63 países, incluso Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Italia, España y otros del llamado Primer Mundo atendieron sus dolencias en esa instalación de salud cubana.
Enclavada en un amplio terreno con arboledas y bellos jardines, La Pradera no parece un hospital a primera vista. Allí la hostelería hospitalaria tiene un sello de distinción, al que se suma el vínculo paciente-personal médico y la tecnología y conocimientos de primera para dar batalla por la vida.
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