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Frente común

11 de febrero de 2014

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La primera participación de un presidente chino en una actividad extranjera de deportes tan importante como los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, Rusia, subraya la importancia que ambas naciones otorgan a la colaboración común, esta vez en el ámbito del deporte, cuando ya se estrechan en la cultura y se consolidan políticamente y avanzan en lo militar.
Quizás muchos no se detengan a pensar en la importancia de que países tan importantes hagan un frente común en la búsqueda de la paz y la consolidación de una cooperación cada vez mayor,ante la actitud de Estados Unidos y sus socios en la Organización del Tratado del Atlántico Norte de calumniar las posiciones pacíficas de Rusia y China.
Todo con el fin de justificar acciones provocadoras como el escudo antimisiles en Europa, la insuflación de la agresión a Siria, la exacerbación del nazismo y el espíritu antirruso en Ucrania, el torpedeo de las negociaciones sobre el programa nuclear iraní y la frecuente coincidencia de maniobras aeronavales que abarcan desde el Mar Meridional de China hasta frente a las costas de Hawai.
Algunos historiadores han señalado la coincidencia de esa demostración de fuerza similar a lo que hizo Hitler., cuando su socio de correrías fascistas, Benito Mussolini, llegó por primera vez a Berlín en 1937, tras lo cual (habiéndose impresionado del poderío militar del Tercer Reich), el Duce selló su alianza con la Alemania nazi.
Solo que en está ocasión las percepciones de Rusia y China son diferentes y, desde entonces han intensificado su colaboración en todos los sentidos, incluida la militar, como óptima respuesta a esos halcones dominantes en Estados Unidos.
Y es que el imperialismo intenta avivar las tensiones existentes  durante la Guerra Fría, cuyo final fue marcado por el nuevo modelo de relaciones entre China y Rusia, que encontraron un camino mutuo de respeto y hecho posible la cooperación sostenible, cada vez más en ascenso.
Así se puede ver en la calurosa acogida que dieron millones de espectadores chinos a la nueva versión de la película rusa Stanligrado, en pantalla ancha y Tercera Dimensión, que recordó a la Unión Soviética de hace décadas en la lucha contra la agresión nazi; y los regulares encuentros anuales entre la juventud de las dos naciones y los festivales para fomentar los lazos turísticos y humanitarios.
Si en lo militar se destaca la ejecución de maniobras conjuntas de todo tipo, donde los detalles no son divulgados en forma general, en el plano económico esos nexos aumentan significativamente año  tras año, como ha sido ampliamente divulgado. Bastan dos ejemplos significativos:
1) China importó de Rusia  24 330 000 toneladas de petróleo en el 2012, y a partir del pasado 2013 y hasta el 2022 se suman otras diez millones adicionales.
2) Después de que el comercio bilateral alcanzase el récord de unos 88 000 millones de dólares en el 2012, las dos naciones planearon aumentar el volumen hasta los 200 000 millones para el. 2’015 y 200 000 millones para el 2020.
Esto puede crecer aún más, porque la cooperación económica  podría extenderse a la región rusa del Lejano Oriente, debido a que, según expertos de ambas naciones, “es una zona cerca de China y uno de los principales focos de desarrollo de Rusia… Los dos países se pueden complementar mutuamente, ya que China dispone de la tecnología, mientras Rusia posee los recursos naturales”.

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