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Un año peor

28 de diciembre de 2013

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Siempre, a finales de año, la prensa internacional hace resúmenes sobre los más importantes acontecimientos acaecidos en ese período. Y 2013 no es la excepción.
Muchos de los calificativos para nombrar al casi fenecido calendario pueden resultar asombrosos y hasta títulos de viejas obras literarias se utilizan para hablar de lo que ocurre en una u otra nación del continente europeo.
Así por ejemplo, a España se le pudiera denominar el “nuevo país de las sombras largas”, debido a su prolongada crisis y a la falta de una perspectiva real para salir de la misma.
A nivel de la Unión Europea el 2013 se califica como “un año peor”. Ni siquiera malo, sino como uno de los más difíciles sobre todo para las grandes mayorías poblacionales.
Se contabilizan en más de 4 000 las protestas públicas de los españoles que han visto reducida su capacidad de empleo, encarecido su nivel de vida y afectados sus niveles de salud y educación.
Finaliza este año con la cifra de 2 millones de niños españoles que viven en la pobreza, según reconoce la UNICEF.
Hay también en la nación ibérica la astronómica cifra de seis millones de desempleados y en el caso de los jóvenes la cifra se eleva a un 54% de esa población.
Los que califican el casi finalizado año como “de las sombras largas”, ejemplifican con una Europa que, producto de las políticas de privatización y recortes neoliberales, ha fomentado por día las desigualdades, el éxodo de su fuerza juvenil calificada; y otros males sistémicos.
Como promedio, en toda Europa el desempleo juvenil alcanza el 50%, cifra que en Italia —la ex llamada tercera economía del Viejo Continente— es del 41,2%.
Los analistas se refieren a lo contradictorio que resulta el que la economía europea esté viviendo una crisis prolongada; que los recortes sociales crezcan por día y sin embargo, los gobiernos inviertan cifras multimillonarias de euros en la adquisición de medios de guerra lo que favorece, incuestionablemente, a la industria militar de Estados Unidos y otros países.
Ninguno de los resúmenes económicos del año 2013 ha podido obviar el hecho de que los únicos ganadores con el actual período de crisis son las multinacionales y transnacionales, engordadas con los recortes que se hacen a los planes sociales en cada país.
Se trata de empresas que pagan bajos impuestos y ponen su dinero en paraísos fiscales, lo que las hace invulnerables a los contratiempos provocados por la crisis misma.
En medio de este clima, Alemania, el motor impulsor de la economía europea, persiste, en voz de sus más altos dirigentes, en que “la crisis es dolorosa pero necesaria”, por lo que deben continuarse las reformas y los recortes de tipo neoliberal.
Finaliza el 2013 y el denominador común para el Viejo Continente sigue siendo el empobrecimiento de su población, la pérdida de los niveles de salud y educación; el desempleo a la alza, y las expectativas puestas en un 2014 que, hasta hoy, nada bueno avizora para sus habitantes.

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