El legado de Nelson Mandela
9 de diciembre de 2013
|No es la primera vez que el legado, vida y obra, de una trascendente figura mundial intenta ser manipulado y tergiversado ante su fallecimiento, en el afán de acomodarlo a los propósitos de quienes habían sido sus más recalcitrantes adversarios. Algo semejante ocurrió, por ejemplo, con Simón Bolívar y José Martí a quienes las clases dominantes pretendieron despojar del filo revolucionario y la profundidad social de su pensamiento, reduciéndolos simplemente a organizadores de las guerras contra el dominio colonial español.
Tal parece que eso puede estar sucediendo con el legado revolucionario de Nelson Mandela, -uno de los más importantes forjadores de la historia de la humanidad en el siglo XX,- cuando sorprendentemente vemos y escuchamos en estos días de su desaparición física a algunos de los elementos más caracterizados por su apoyo al régimen racista del apartheid deshacerse en aparentes elogios y reconocimientos hacia el líder sudafricano, al que alguna vez calificaron como terrorista en sus métodos y comunista en sus ideas.
Es que entonces todo resultaba poco para demostrar la lucha del pueblo sudafricano, encabezado por el African National Congress (ANC), y favorecer al régimen del apartheid, estrecho aliado de las llamadas “potencias occidentales “ y de Israel, país éste último que llegó a suministrar armas nucleares a los racistas.
Los grandes medios transnacionales de información, que hoy simulan ensalzar a Mandela mientras ocultan cuidadosamente la raíz y la amplitud de su pensamiento, el contenido y la multiplicidad de sus formas de lucha así como la identidad de sus verdaderos amigos, formaron parte de aquellas miserables campañas.
Para los imperialistas era un hombre peligroso, que aún tras las rejas se enfrentaba erguido al régimen racista, -asociado a la OTAN,- y era necesario satanizarlo, como se hace habitualmente con quienes se niegan a doblegarse ante los dictados imperiales, que en este caso se expresaban mediante el régimen racista y sus sostenedores.
El legado de Nelson Mandela no incluye solo la igualdad racial sino, -según él mismo explicó en infinidad de ocasiones,- va más allá e incluye la justicia social para todos; esa arista fundamental de su pensamiento asume primeros planos en la Sudáfrica actual y los poderes del capital transnacional harán todo lo posible por evitar que su influencia se desarrolle en las masas sudafricanas.
También forman parte de la herencia ideológica y política de Mandela una política exterior independiente y soberana para Sudáfrica, la lucha incesante por la unidad africana y la amistad y solidaridad con los pueblos del Tercer Mundo.
No es casual, por tanto, que los nostálgicos del apartheid traten de aprovechar su ausencia e intenten socavar lo esencial de su histórico legado.
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