Joseíto Fernández en el 105 Aniversario de su natalicio (1)

8 de noviembre de 2013

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José Reyes Fortún

Este año la comunidad musical cubana y muchos admiradores en otros países, rememoran el 105 Aniversario del natalicio de Joseíto Fernández (1908-1979).
Infinidad de veces se ha dicho, que un músico-creador, compone o crea una sola melodía y que tal obra será recompuesta o recreada posteriormente, en muchas otras.
Otros estudiosos esgrimen que esta primera melodía, se manifestará en germen de las obras posteriores a aquella donde pareciera conjugarse, los principales  elementos de origen.
Este evento instituye ocasión precisa, no tan solo para la evocación de su figura; sino también, para el desentrañamiento y confirmación de estas y otras teorías al respecto, en especial, relacionadas con La Guajira Guantanamera.
Hacia 1962, esta tonada alcanzó un éxito inusitado, al ser interpretada por el folklorista norteamericano Peter Seeger, en un concierto desarrollado en el Carnegie Hall de New York, esta vez con los versos sencillos de José Martí. Algo después, Seeger la interpretaría en Moscu y en Checoslovaquia, donde fue asimilada por el repertorio del vocalista Karel Goot y otros cantantes y agrupaciones internacionales, incluyendo a los Beatles.
Hasta entonces la tan llevada y traída “Guajira Guantanamera”, no parecía tener autor. Tras algunos largos procesos, se demostró que la paternidad de la “Guantanamera”, era de Joseito Fernández, aspecto que ya nadie discute.
También esta jornada, y las venideras, devienen momento oportuno para la valoración de la singular tendencia musical que, Joseito Fernández, supo encumbrar con la modestia que lo caracterizaba, propia de todo un gran cantor-creador.
Asimismo relucen otras obras de su creación, como las guarachas “El cuarto se mojó”, “Elige tú, que canto yo”, “El parrandero”; y el bolero-son “El día de mañana”, “Copas y amigos”, y muchas otras, que han llegado a configurar un apreciable catálogo autoral.
La vuelta de su imagen a mi memoria, me lleva a recordarlo con su angosta figura revestida de una genuina cubanía, enfundado en blanquísima guayabera y sombrero alón, recorriendo, o simplemente, parado en una esquina de su querido y habanero barrio de “Los Sitios”.