Bloqueo (III): El virus del crimen
25 de octubre de 2013
|Es muy difícil llamarlo de otra forma. Es una enfermedad o más que esto, un virus que corroe en primer lugar los cerebros de quienes la inventaron, la aplicaron y la recrudecen hasta nuestros días. Es el bloqueo contra nuestro país, que realiza Estados Unidos desde hace más de 50 años.
Pongamos algunos ejemplos. El Consejo Latinoamericano de Iglesias dispuso de fondos legítimos para costear su IV Asamblea General a celebrarse en La Habana, pero el Departamento del Tesoro de Estados Unidos bloqueó los fondos de dicha entidad, la que tuvo que recurrir a iglesias solidarias de Europa que le proporcionaron dichos recursos. Es decir, el bloqueo no permite que la Iglesia celebre alguna de sus reuniones en esta Isla.
En febrero de 2013 el Tesoro de Estados Unidos impuso una multa de 43 875 dólares a la filial norteamericana de la empresa china Tung Tai Group por hacer contratos para adquirir chatarra cubana.
Al parecer, es la chatarra un componente peligroso y por tanto debe estar incluido entre las medidas de Washington.
Tampoco el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular ha podido reparar los equipos de servicios de rehabilitación de la firma Schiler, ante los temores de un banco suizo de posibles represalias si acepta la transferencia bancaria desde Cuba.
El Informe cubano a la ONU de este año recoge hechos sin precedentes como el que un banco canadiense retuviera los fondos para la compra de vacunas contra la influenza para el programa de inmunización del adulto mayor, acción que se hacía a través de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud.
Extraterritorialidad hasta con instituciones de la ONU y dedicadas al tema de la salud humana.
Y hay más: especialistas del Instituto de Oncología y Radiobiología (INOR) de Cuba a cargo del banco de tumores de ese centro, fueron excluidos de participar en el taller del Sistema LabWare-LIMS, celebrado en Colombia en junio pasado, bajo el pretexto de que la empresa norteamericana LabWare, patrocinadora del evento, no podía hacer tratos con nuestro país, en virtud de las leyes del bloqueo.
Esa enfermedad llamada bloqueo que aplica Washington contra Cuba ha provocado serias afectaciones, solo en la salud pública durante el año transcurrido desde mayo de 2012 a abril de 2013, la cifra asciende a 39 millones de dólares. Esto solo como consecuencia de que nuestro país tiene que adquirir medicamentos, reactivos, piezas de repuestos para equipos de diagnóstico médico, instrumental y otros insumos, en mercados lejanos, así como el uso de intermediarios, cuyo efecto combinado incrementa los gastos del sector.
También en esta sensible área, el país bloqueado no ha podido adquirir un Analizador Genético, producido exclusivamente por compañías norteamericanas, lo que permitiría que el Centro Nacional de Genética Médica realizara lecturas de bases de las secuencias de ADN, herramienta fundamental en el estudio de enfermedades genéticas, como el cáncer de mama hereditario y el síndrome de Von Piel-Lindau.
Otros dos ejemplos entre muchos lo constituyen el que al Instituto de Nefrología no se le vendan los kits que permiten establecer los niveles de compatibilidad inmunológica entre receptores y donantes de órganos, del Programa Nacional de Trasplante Renal para seleccionar el receptor idóneo. Alrededor de 1 500 pacientes integran el banco de receptores y por tanto requieren de ser tipificados inmunológicamente.
Esta larga lista forma parte de eso que creo podría llamarse “el virus del crimen”, impregnado en la conciencia misma de los gobiernos de Estados Unidos.
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