ribbon

Café-Restaurante “Del Oriente”

4 de octubre de 2013

|

 

Casa de la calle Amargura No. 8 esquina a Oficios
Antes: Comercio y vivienda
Hoy: Café-Restaurante “Del Oriente”

 

Café del Oriente, antes de la restauración

Preferido por los visitantes debido a su elegancia y confort es el café “Del Oriente” en la plaza de San Francisco. Se instaló en la planta baja del edificio esquinero en Amargura y Oficios, luego de los trabajos de rehabilitación realizados en el inmueble; se dice que la atmósfera acogedora de este sitio, rememora a los cafés madrileños de la península ibérica. En la planta alta se ubicó el restaurante, apropiado para celebraciones especiales. Esmerado diseño en su interior que combina la gama de colores en mobiliario y cortinas, dotan a la instalación de un ambiente inigualable, donde sobresale el colorido del vitral que enaltece el salón. Recetas de la alta cocina internacional se elaboran con maestría, esto, unido a su atractivo, lo han convertido en un lugar muy frecuentado por prestigiosas personalidades nacionales y extranjeras.

Café del Oriente después de la restauración

Este edificio fue construido en las primeras décadas del pasado siglo XX, se encuentra haciendo esquina en la calle de los Oficios y Amargura por donde se ubicó el acceso principal al mismo. Acoge en su arquitectura los códigos formales de esa época, de ahí la marcada filiación al estilo ecléctico. Con dos plantas de altura, pone al descubierto su sobriedad y solidez. Sin embargo, la ocupación del sitio fue muy temprana, pues en esta acera se encontraban las primitivas Casas de Gobierno y Cárcel de la ciudad, antes de la construcción de los palacios de la plaza de Armas a finales del siglo XVIII, cuando estas instituciones se ubicaron en las casas de los vecinos más distinguidos de la villa.

Café del Oriente, hoy

El uso original del edificio que llega a nuestros días fue vivienda y comercio, lo que nos lleva a suponer la distribución bien diferenciada de sus dos niveles de altura, destinándose la planta baja a establecimiento y la planta alta para vivienda de su propietario, como era habitual. Con el paso del tiempo albergó en su interior otras funciones, pues llegó a la década del ‘90 del pasado siglo XX convertida en una empresa del calzado, hasta que se desocupó y trabajó en su rehabilitación.
Es de señalar, que si bien esta construcción, no compite con la prestancia arquitectónica y la monumentalidad del resto de los edificios que conforman la plaza de San Francisco, tampoco desentona con el conjunto ni le resta valores, mostrándose en un todo, como uno de los más completos e importantes del patrimonio nacional.

Galería de Imágenes

Comentarios