ribbon

Las armas de otros, según Israel

27 de septiembre de 2013

|

Fue en documentos desclasificados por la CIA donde se hizo oficial algo que ya se sabía: Israel tiene armas químicas, además de las 200 ojivas nucleares no declaradas por ese país que no ha suscrito o ratificado ningún Tratado Internacional sobre ambos tipos de armamentos.
Y la tenencia de esos artefactos hace más evidente el cinismo del primer ministro Benjamín Netanyahu, cuando la víspera volvió a arremeter contra Irán con la falsa acusación de que la nación persa proyecta hacerse de armas nucleares.
A su vez, es Tel Aviv desde donde más alto se alzan las voces acusatorias contra Siria por el no comprobado uso de armas químicas por parte del gobierno.
En los documentos revelados por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y redactados en 1983 luego de la guerra de Yom Kipur que enfrentó a Egipto y Siria con Israel, se detalla que el Estado judío llevó a cabo un programa de preparación para la guerra química tanto en el área ofensiva como defensiva.
De acuerdo con un despacho noticioso de la agencia italiana IPS, la información coincide con la doctrina israelí de procurar siempre disuadir a los estados árabes inclinando la balanza de poder bélico a su favor, según explicó el profesor Shlomo Aronson, experto en armas de destrucción masiva de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
En declaraciones a la propia agencia, Ziad Abu Zayyad, ex jefe por la parte palestina en las conversaciones de paz sobre control de armas y seguridad regional, manifestó que “Siria desarrolló su arsenal químico para equilibrar la amenaza que suponían las armas atómicas israelíes”.
En el caso de Israel, se sabe que desde los primeros años de la década del 70  el Instituto para la Investigación Biológica, ubicado en la localidad de Ness Ziona, a 20 kilómetros al sur de Tel Aviv, realiza pruebas químicas.
Los propios documentos de la CIA se refieren a un probable centro de producción de armas químicas con agentes nerviosos y una instalación de depósito en el Área de Almacenamiento Sensible de Dimona, en el desierto del Néguev.
En esa zona Israel tiene edificaciones donde se fabrican sus ojivas nucleares.
En ambos casos las autoridades de Tel Aviv han practicado la política de la ambigüedad, sin confirmar ni negar su existencia, a la vez que se ha negado a suscribir o ratificar cualquier tratado internacional al respecto, ni permite la visita de inspección reglamentadas por instituciones del sistema de Naciones Unidas.
En las actuales circunstancias de una real amenaza por parte de Estados Unidos y Francia, principalmente, de atacar a Siria, se muestra la verdadera cara de la política internacional del imperio.
Nadie ha comprobado que fueron tropas gubernamentales sirias las que lanzaron ataques químicos contra los llamados rebeldes, y sí se dispone de informes que muestran a los mercenarios que desestabilizan al país árabe involucrados en su utilización como han reconocido incluso algunos de los líderes opositores.
Pero Israel se siente seguro por el apoyo militar, diplomático y financiero que recibe desde Washington y por tanto hace caso omiso de la demanda internacional para que cese su política de aniquilación de la población palestina y sus amenazas bélicas contra Siria e Irán.

Comentarios