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La autoestima saludable

13 de septiembre de 2013

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Habíamos prometido conversar en esta oportunidad acerca de una autoestima saludable, que implica no sólo la potencialidad para mantener valoraciones y relaciones gratificantes consigo mismo; sino también, la capacidad para relacionarse de manera asertiva con los otros y contar además con la fortaleza psicológica necesaria para arriesgarse y luchar, de manera legítima, por alcanzar nuestros objetivos y enfrentar los obstáculos que se oponen a ello.
Dentro de la gran diversidad social hay personas mucho mas frágiles o con tendencias a que sus niveles de auto estima se vean gravemente afectados, hablo de aquellos casos que no se aceptan, o no son aceptados socialmente por tener alguna discapacidad física o mental, aquellas personas que tienen una preferencia sexual homosexual, el caso de las mujeres que se someten al machismo, o aquellos que tienen complejos de inferioridad o cualquier otro tipo de limitación, unas reales y otras establecidas social y culturalmente como es la de la belleza física, o las que propician sociedades heterosexistas, racistas o machistas entre otras.
En los casos señalados anteriormente, casi siempre, no asumen estas situaciones reales y prefieren o se acomodan acogiéndose a los denominados mecanismos de defensas que estaremos tratando en otro momento. Los que se van por esta opción acuden casi siempre  a un aislamiento social que puede degenerar en una fobia social, en una adición, en verdaderos estados neuróticos y que pueden llevar a pensamientos suicidas y que por supuesto, donde siempre estará presente como esencia de estas reacciones del comportamiento los bajos niveles de auto estima que finalmente afectará su desarrollo individual y social como ser humano.
Cuando nuestra autoestima se encuentra dañada, nuestro proceder se limita. Este comportamiento se origina porque nos sentimos inseguros, sin capacidad para afrontar cualquier tarea, hasta la mas sencilla, y dependemos de las opiniones y de la aprobación de las demás personas, no tenemos criterios ni podemos tomar decisiones, nos sentimos incapaces y precisamente, esta autovaloración que hacemos de nosotros mismos, nos hace sentirnos incapaces e inoportunos. Lo anterior hace que se instalen en nosotros sentimientos de minusvalía, nos lleva a concebirnos como personas desamparadas, desdichadas, deprimidas y un estado permanente de ansiedad se apodera de nosotros.
Cuando la autoestima se encuentra dañada se reclama por parte de la persona una auto estimulación en tres áreas fundamentales del comportamiento humano, la recuperación de su identidad, el sentido de pertenencia y el sentirse productivos desarrollando sus sentimientos de auto eficacia.
Comentamos las tres áreas que propone Zaldívar que deben estimularse, que las tres tienen en común el hecho de profundizar en el conocimiento de sí mismo, conocer más acerca de la persona que somos, aceptarnos como seres únicos e irrepetibles que somos y aprender a reconocer y valorar positivamente nuestras cualidades personales positivas, y también a trabajar en el perfeccionamiento de nuestros puntos débiles.
Cuando hablamos de reforzar el sentido de identidad, tenemos que analizar y reconocer hasta donde nos conocemos en realidad, porqué en ocasiones pensamos que nos conocemos bien y no es así. Es necesario conocer que tipo de persona somos, con virtudes y defectos, aceptarnos tal y como somos, única forma de valorar en su justa medida las primeras y de atenuar o eliminar definitivamente los segundos. Lo anterior nos permite reconocernos como únicos e irrepetibles, porque tenemos una personalidad, una historia individual y un sentido personal propio, nuestro.
Cuando nos referimos al hecho de reforzar el sentido de seguridad, es analizar si en realidad nos sentimos como parte de nuestra familia, de nuestro colectivo de trabajo o de estudio, de vecindad, de grupos de amigos, del lugar donde nacimos, donde crecimos, donde vivimos en la actualidad, incluyendo hasta el sentido patriótico de pertenencia a determinada nación.
Cuando logramos tener conciencia de que somos queridos, estimados e importantes para estos grupos se eleva nuestra auto estima y precisamente, dentro de los diferentes grupos a los cuales pertenecemos desarrollaremos y seremos capaces de emprender las mas diversas actividades, alcanzaremos logros, ocuparemos determinadas responsabilidades con éxito, sabremos como proceder o asumir las mas disímiles circunstancias que se nos presenten, no solo en el plano individual, sino como parte de esos grupos. A partir de esta dinámica de vida se producirá una retroalimentación de su auto estima, se reforzará y esta visión positiva de la vida, estimulará su sentimiento de auto eficacia.
Lo anterior es como debemos proceder y no perder el tiempo, como sucede en ocasiones cuando revisamos aspectos negativos de nuestras vidas, para cambiar o al menos atenuar hasta lograr su completa erradicación, buscando de forma desmedida la aprobación y apoyo por parte de los demás, esa preocupación excesiva de las opiniones ajenas sin importar de donde provienen y la tendencia a la justificación innecesaria o a ponerse muy frecuentemente a la defensiva, cuando en realidad es usted el que debe juzgar su conducta, pensamientos y emociones y hacerse responsable por ello. Usted no está obligado a ofrecer excusas o razones que justifiquen su comportamiento, fuera de las situaciones en que esté establecido que se haga.
Cuando hablamos de autoestima, hablamos de la integración de los rasgos corporales, de los rasgos mentales y de los rasgos espirituales que conforman la personalidad. Usted pudiera preguntarse: ¿la autoestima no cambia? ¿Me moriré siendo como soy, o puedo modificar en algo mi autoestima? Bueno, que les parece continuar la próxima semana con estas interrogantes: ¿la autoestima no cambia? ¿Me moriré siendo como soy, o puedo modificar en algo mi autoestima? Usted puede pensarlo y en nuestro próximo encuentro ya podrá encontrar sus propias conclusiones.

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