Patrimonio inmaterial rescatado en el Centro Histórico La Habana Vieja
13 de septiembre de 2013
|Una de las celebraciones más significativas para toda ciudad es la referida a su fundación. Con ella cada año se realzan aspectos de la identidad de sus ciudadanos, se revive la historia local y se mantienen tradiciones, a las cuales se les suman elementos del presente.
Con respecto a la fundación de la Habana la historia cuenta que una ceiba frondosa dio sombra al primer Cabildo y la celebración de la primera misa en el lugar que se considera como sitio fundacional de la Villa de San Cristóbal de La Habana en 1519. El monumento que dignifica este lugar es un Templete grecorromano, inaugurado en 1828 que en el espacio mínimo de su jardín ve crecer retoños de aquel árbol legendario.
El acto primigenio fundacional ocurrió en un lugar indeterminado de la costa sur de la actual provincia de La Habana y el pueblo viejo se movió hacia el norte (donde esta actualmente) no sólo por considerarse inhóspito los terrenos escogidos, sino más bien por los nuevos viajes y descubrimientos que tenían por escenario el Golfo de México.
El rito que acompaña a esta festividad tradicional consiste en asistir en la noche del 15 para el 16 de noviembre a darle tres vueltas en silencio a la ceiba y pedir que se nos concedan nuestros deseos. Es una tradición conservada en la memoria de varias generaciones.
Según cuenta Octavio Valdés de la Torre, la festividad de San Cristóbal es religiosa y la hacen los ciudadanos al Santo Patrono de la Ciudad. Por los años cuarenta del siglo XX se desarrollaba así: La Catedral dedicaba tres misas, celebrándose la primera a las cinco de la madrugada, conocida como “misa del silencio”. Lleva este nombre porque muchos devotos concurrían sin articular una sola palabra desde que abandonaban sus hogares hasta el final de la misa, otros extendían el silencio hasta las doce de la noche anterior, estimando que de esta manera las tres gracias que ruegan al Santo son fielmente concedidas. De ahí desfilaban luego por el Templete, que abría sus puertas a las 6 de la mañana, para realizar el tradicional rito de “la vuelta a la ceiba”. En esa vuelta, muchos trataban de obtener cortezas del tronco, utilizando navajas, tijeras o llavines, otros depositaban centavos en los huecos del árbol o llevaban en sus manos puñados de tierra, conformándose otros con palpar el tronco mientras le daban la vuelta y pedían en voz baja los milagros a San Cristóbal.
Actualmente los individuos siguen concurriendo al Templete a pedir sus deseos en la noche del 15 de noviembre. Las Mazas del Cabildo habanero son sacadas del otrora Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad, hasta el Templete. Durante este recorrido son escoltadas por Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, dirigentes del Poder Popular de La Habana Vieja y los niños en representación del futuro de la ciudad.
Esta celebración se acompaña de un sin número de actividades alegóricas a la fecha. La preparación anual de las condiciones para esa ceremonia, ha contribuido a sensibilizar a los ciudadanos, a las instituciones, y también a los que toman las decisiones, con los valores incalculables del Centro Histórico, con la importancia de preservar y transmitir la memoria como una necesidad vital del ser humano, para su propio reconocimiento y valoración.
Bibliografía
Valdés de la Torre, Octavio: “La festividad de San Cristóbal. Cumplida la tradición…misa del silencio y vuelta a la Ceiba”. En: Periódico “Información”, noviembre 17 de 1946. Colección Facticia de la Biblioteca del Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
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