Rosita Fornés
30 de agosto de 2013
|Dedicaremos hoy la sección a la cantante y actriz Rosita Fornés (Nueva York, 1923), quien ha escrito páginas memorables en la historia del arte del vedettismo en América.
Con el nombre de Rosalía Palet Bonavia su nacimiento tuvo lugar en territorio neoyorquino, donde se encontraban temporalmente sus padres, una pareja de españoles radicados en Cuba. En 1925 vino para La Habana con su madre, que contrajo segundas nupcias en esta capital. La familia se trasladó luego a España y allí permanecieron hasta el estallido de la guerra civil, en 1936, cuando regresaron a la Isla. Con el nombre artístico de Rosita Fornés (primer apellido de su padrastro), el 12 de septiembre de 1938 obtuvo el primer premio en el espacio de aficionados “La corte suprema del arte”, de la radioemisora CMQ, al cantar la milonga “La hija de Juan Simón”, secundada por el guitarrista español Manuel Tirado.
Por aquel entonces recibió algunas clases de prestigiosos profesores: Mariano Meléndez (canto), Enriqueta Sierra (declamación) y Margarita Lecuona (ballet). Esa sería toda su formación, pues el resto se debería a su intuición, a su musicalidad y al ejercicio cotidiano sobre las tablas.
Contratada por Antonio Palacios, hizo su debut teatral en 1941 en el Principal de la Comedia en la zarzuela “El asombro de Damasco”. Aquel año Ernesto Lecuona la llevó a una compañía de arte lírico fundada por él en ese coliseo, con la que Rosita Fornés participó en el estreno en Cuba de “La del manojo de rosas”, y actuó en “Los gavilanes”, “La Revoltosa”, “Las corsarias” y “La viejecita”. A continuación integró la compañía de arte lírico creada por Miguel de Grandy, y como miembro de ella trabajó en el Principal de la Comedia, primero, y el Martí, después, entre finales de 1941 y 1942. Momentos memorables de su presencia en aquel colectivo durante ese último año se asociarían al estreno en Cuba de la zarzuela española “Luisa Fernanda”; su debut en “La viuda alegre” y “Doña Francisquita”; sus actuaciones iniciales en “Las leandras”, “Don Gil de Alcalá”, “El rey que rabió”, “La verbena de la Paloma” y “La duquesa de Bal Tabarin”, y su presentación primaria en el teatro dramático con la Doña Inés, del “Don Juan Tenorio” de Zorrilla. En esta etapa fueron notables sus actuaciones en zarzuelas, sainetes, revistas y operetas, género en el que llegaría a obtener extraordinarios éxitos en un vasto conjunto de títulos representativos: “La casta Susana”, “El soldado de chocolate”, “La princesa de las czardas”, “La danza de las libélulas”, “La princesa del dólar” y, sobre todo, en “La viuda alegre”.
El 28 de noviembre de 1942 se presentó en el Campoamor con la Compañía Teatro Romántico, fundada por Miguel de Grandy, en la obra “La novela de un joven pobre”, basada en el libro homónimo de Octave Feuillet. Para ese colectivo protagonizó, además, “La dama de las camelias”, de Alejandro Dumas. Entre febrero y octubre de 1943 integró la Compañía de Mario Martínez-Casado en el Principal de la Comedia, donde actuó en numerosas puestas en escena. También en tal coliseo, en diciembre de 1943, formó parte de la Compañía de Edgardo Lescano Abella y con ella interpretó dos títulos de Carlos Arniches: “La chica del gato” y “La tragedia de Marichu”. Sin interrumpir sus faenas radiales, en 1944 figuró en la nómina de otra compañía de arte lírico dirigida por De Grandy, y con su elenco protagonizó dos zarzuelas de Ernesto Lecuona en el Campoamor: “La de Jesús María” y “María de los Ángeles” ―se trataba, con este título, de una reposición de “El amor del guarachero”, zarzuela de Sánchez Galarraga y Lecuona, estrenada en Payret en 1929. Por los méritos acumulados hasta entonces, el 11 de julio de 1944 se le rindió un homenaje en el Principal de la Comedia, escenario de muchos de los grandes triunfos de esa etapa temprana de su desempeño artístico.
En 1945 hizo su primera salida al exterior: México, y filmó su película prístina para la cinematografía de ese país: “El deseo” (Dir.: Chano Urueta). Durante marzo trabajó en un espectáculo de Ernesto Lecuona en el Gran Casino Nacional. Luego fundó la Compañía Rosita Fornés, que entre junio y julio de ese año representó varias piezas en el Principal de la Comedia: “El último lord” (Ugo Falena), “Casa de muñecas” (Henrik Ibsen), “Cásate y verás” (Miguel Mihura y Andrés J. de La Prada), “Sangre gorda” (Joaquín y Serafín Álvarez Quintero)…
De visita en La Habana, el empresario, director artístico y escritor argentino Roberto Ratti, contrató en noviembre de 1945 a Rosita Fornés como primera vedette de la Compañía de Revistas Modernas, que debutaría en diciembre de ese año el Arbeu, de México D.F., con “Ritmos y canciones de América”. Se iniciaba así un período de siete años de permanencia de la artista criolla en suelo mexicano que culminarían en un éxito total con su actuación en esa revista y varias que después protagonizó en el Lírico y el Tívoli y, en las cuales compartió la escena con Hugo del Carril, Libertad Lamarque, Toña la Negra, Pedro Vargas, Néstor Mesta Chayres, Tongolele, Ana María González y otras personalidades de la época, aparte de las películas en que participó. Durante 1947 la Asociación de Periodistas de los Estados Unidos Mexicanos la proclamó “Primera Vedette de México”, en tanto que dos años más tarde la Prensa Asociada de los Estados Unidos Mexicanos le concedió el título de “Primera Vedette de América”. Casada desde 1948 con el actor, director artístico y empresario mexicano Manuel Medel, ambos formaron compañía tres años después para actuaciones en Mérida, e incorporaron a su colectivo a los notables cantantes líricos españoles Pepita Embil y Plácido Domingo (padre).
Separada de Medel, regresó a La Habana en 1952. De inmediato se incorporó a los programas estelares de la recién iniciada televisión cubana, y conoció a Armando Bianchi, a quien luego estaría unida en la vida y el arte hasta que él falleció en 1981. En el decenio de los cincuenta, la Fornés consolidó su prestigio y popularidad en tal medio de difusión. Protagonizo zarzuelas, operetas, dramas, comedias y llegó a tener espacios fijos, entre ellos “Mi esposo favorito” —junto con Bianchi—, el cual les hizo merecedores de los títulos de Miss y Mister Televisión 1953. Al siguiente año se incorporó en el Martí a la Compañía de Vodevil de Mario Martínez-Casado.
Armando Bianchi y la Fornés viajaron en 1957 a España, donde ella debutó en el Cómico, de Barcelona, en la revista “Linda misterio”. Después, en la capital del país ibérico, hizo en el teatro Madrid “Los siete pecados capitales”; en el Calderón, “Paz, amor y la gran vida”, y en el Alcázar, “Tócame Roque”.
Retornó a Cuba en 1959 y volvió a sus presentaciones teatrales. En la televisión empezó a actuar en los espacios de variedades con mayor audiencia y tuvo programas a su cargo: “Lunes de la Shell”, “Desfile de éxitos”, “Cita con Rosita”, “Su noche favorita”… A través de Comedia del domingo y Teatro-ICR protagonizó las obras “Morena clara”; “Dulce pájaro de la juventud” y “El hombre en la piel de víbora”, de Tennessee Williams; “Filomena Marturano”, de Eduardo de Filippo; “Mesas separadas”, de Terence Mervyn Rattigan, y “Los delfines”, de Jaime Salón, entre otros títulos de una extensa lista de piezas teatrales adaptadas a la pantalla chica.
Participó en 1962 en la fundación del grupo Teatro Lírico que hizo su primera temporada en 1963 en la sala García Lorca. Con esa agrupación protagonizó “La viuda alegre” (1963 y 1967), “La princesa de las czardas” (1964), “María la O” (1964, 1978 y 1999), “La verbena de la Paloma” (1965), y en 1966 “El conde de Luxemburgo”, entre otras producciones. Su actuación teatral después de 1959 experimentaría momentos de relevancia con las puestas en escena de “La permuta”, de Juan Carlos Tabío; “Canción de Rachel”, de Miguel Barnet; “Hello Dolly”, con música de Jerry Herman y libreto de Michael Stewart sobre la novela “The Match-Maker”, de Thornton Wilder; “Para matar a Carmen”, de José Milián; “Confesiones en el Barrio Chino”, “Vivir en Santa Fe” (M.: Juan Formell) y “Nenúfares en el techo del mundo”, de Nicolás Dorr. Asimismo hizo presentaciones en Honduras (1954), Estados Unidos (1947, 1950, 1996, 1999, 2003), Venezuela (1950), Hungría, Unión Soviética, Bulgaria y Rumania (1966), Polonia (1968), Mongolia (1979), y en varias ocasiones México a partir de 1960. Desde 1977 empezó a centralizar grandes espectáculos teatrales: “La Fornés tridimensional” (Dir.: Joaquín M. Condal), “La Fornés en el Musical” (Dir.: Héctor Quintero), “Ser artista” (Dir.: Alfonso Menéndez), “Vedettísima” (Dir.: Raúl de la Rosa)…
Su filmografía incluye las películas: “Una aventura peligrosa” (1939, Cuba, Dir.: Ramón Peón), “Romance musical” (1941, Cuba, Dir.: Ernesto Caparrós), las realizaciones mexicanas “Se acabaron las mujeres” (1946, Dir.: Ramón Peón), “La carne manda” (1948, Dir.: Chano Urueta), “Cara sucia” (1949, Dir.: Carlos Orellana),“ Mujeres de teatro” (1951, Dir.: René Cardona), “Del can can al mambo” (1951, Dir.: Chano Urueta); “Piel canela” (1953, coprod. mexicano-española, Dir.: Juan José Ortega), “El mariachi desconocido” (1953, México, Dir.: Gilberto Martínez Solares), “Hotel Tropical” (1954, coprod. cubano-mexicana, Dir.: Juan. J. Ortega), “No me olvides nunca” (1956, coprod. mexicano-cubana, Dir.: Juan J. Ortega), “Palmer ha muerto” (1961, coprod. española-puertorriqueña, Dir.: Juan Fortuny), “Se permuta” (1984, Cuba, Dir.: Juan Carlos Tabío), “Plácido” (1986, Cuba, Dir.: Sergio Giral), “Hoy como ayer ”(1987, Cuba, Dir.: Constante Diego y Sergio Véjar), “Papeles secundarios” (1989, coprod. cubano-española, Dir.: Orlando Rojas), “Quiéreme y verás” (1994, Cuba, Dir.: Daniel Díaz Torres), “Las noches de Constantinopla” (2001, Cuba, Dir.: Orlando Rojas), “Al atardecer” (2001, Dir.: Tomás Piard, filme para la TV cubana)…
A lo largo de una trayectoria profesional de más de siete décadas ha podido compartir en la radio, el teatro, la televisión, el cine y el cabaret con casi todos los más famosos artistas que ha tenido Cuba en esos años. Su discografía abarca los títulos “Rosita Fornés y Armando Bianchi con la Orquesta Riverside”, “Nuestra primera vedette Rosita Fornés”, “Rosita Fornés, Canciones de ayer y de siempre”, “Rosa del tiempo”… Se le han otorgado numerosos reconocimientos: Premio de Actuación Femenina (Festival de Teatro de La Habana 1984), Artista Emérita de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (1988), Orden Félix Varela (1995), Premio Nacional de Teatro (2001), Premio Nacional de Televisión (2003), Premio Nacional de Música (2005).
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