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Frente a un mismo enemigo

27 de enero de 2025

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Los más recientes acontecimientos llenos de violencia o amenazas de violencia que han tenido lugar simultáneamente en diversas regiones de las vecinas Venezuela y Colombia -en sus regiones fronterizas- no hacen difícil advertir que detrás de esas perversas intenciones se halla el interés del imperialismo norteamericano y sus servidores locales por desestabilizar a ambas naciones y a sus procesos políticos, orientados por líneas de progreso e integración, al respeto a sus soberanías y la marcha  hacia el desarrollo económico y social independiente.

Se hace evidente cada día más que los enemigos de la Revolución Bolivariana y de los procesos políticos de paz en Colombia buscan ahora, tras sucesivos fracasos, lo que llamaríamos “matar dos pájaros de un solo tiro”, o sea, desestabilizar y llenar de violencia, desplazados y pobreza las regiones fronterizas entre ambas naciones como pasos previos a su extensión a todo el país en cumplimiento de sus criminales objetivos de dominación que -en el caso de  Colombia- han recibido golpes decisivos a partir de la llegada del gobierno del Pacto Histórico encabezado por Gustavo Petro y en el caso de Venezuela, a partir de las más recientes victorias populares aplastantes del gobierno constitucional presidido por Nicolás Maduro, ratificado en las elecciones del 28 de julio.

Todo indica, además, que el retorno a la Casa Blanca estadounidense del régimen de Trump intensifica y agrava esas pérfidas intenciones. Tanto los imperialistas como sus cómplices locales saben que para que haya paz en Venezuela debe haberla en Colombia y viceversa: por la paz en Colombia de manera total y duradera, ha de prevalecer también en la vecina Venezuela.

Son dos patrias bolivarianas unidas por la historia, la tradición, la buena vecindad, la cooperación y el intercambio que solo traerá el beneficio mutuo, son factores todos que el enemigo imperialista trata de evitar su concreción y desarrollo.

Harto sospechosas son estas confrontaciones y focos de violencia, que no solo pueden achacarse al narcotráfico y sus bandas armadas; que apuntan peligrosamente al interés simultáneo del enemigo imperialista contra los gobiernos actuales de ambas naciones que le son incómodos y cuyo derrocamiento provoca por todas las vías.

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