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Miguelito Valdés. Mr, Babalú (II)

22 de octubre de 2024

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Todo indica, que a inicios del año 1933, los caminos se abrirían definitivamente, cuando Miguelito integra la charanga de Ismael Díaz, agrupación con la que cristaliza su progreso musical; y después, a la acreditada “Orquesta Gris”, dirigida por el eminente pianista y compositor, Armando Valdés Torres. Algo después, fue integrante de la formidable, “Charanga Habana”, bajo la dirección del contrabajista matancero, Estanislao Servia.

Atrás iba quedado, imperceptiblemente, una vida arriesgada en las calles, plenas de tropelías, segregación racial, y riñas frecuentes; parecía que la suerte iluminaría plenamente, a este mulato alto y fornido, de cabellos negros cayéndole de manera desordenada en la frente, desde una mirada limpia, sonrisa franca para los amigos, y manos generosas, para aquellos que lo necesitaran.

De manera sorpresiva, en 1934, a Miguelito Valdés, se le presenta la ocasión de realizar un viaje al extranjero, enrolado en una orquesta, diseñada para tocar en los carnavales de Panamá. Terminado el convenio, prolonga su estancia en Panamá, primero trabajando en un restaurante, y posteriormente, contratado en la orquesta, del colombo-panameño, Lucho Azcárraga, presentándose con éxito en el cabaret, “Atlas Jardín”.

A su regreso a La Habana, inicio de 1936, la vida le deparaba una sorpresa jamás imaginada: integrar la elegante y aristocrática jazzband, “Hermanos Castro”, como cantante solista; agrupación con la que permaneció activo, hasta iniciado el año, 1937.

En el breve tiempo que toco con los Hermanos Castro, rápidamente, se ganó la simpatía de los públicos distinguidos, amantes de la genuina música cubana; sus amplias facultades como cantor, devienen expresión, de una gracia y gestualidad espontánea, al interpretar la guaracha, el bolero, y el son; aún no se manifestado de manera profesional, el gran intérprete de cantares afrocubanos.

El año 1937 guardaba grandes sorpresas artísticas para Miguelito, pues ocurre un desprendimiento del jazzband “Hermanos Castro”, promovido por el pianista, Anselmo Sacasas, apoyado por Walfredo de los Reyes y Guillermo Portela.

El 4 de abril, este grupo funda el soberbio jazzband, “Casino de la Playa”; con esta agrupación, Miguelito daría inicio a una larga y exitosa carrera artística, donde alcanzó amplios reconocimientos, donde fijó antológicas piezas para la disquera RCA Victor como, Babalú, Se va el caramelero, Blem, Blem, Blem, Ariñáñara, Muna Sangafinba, Guabina Yerabo, piezas que lo elevaron a altos sitiales como, uno de los más emblemáticos cantantes cubanos.

En 1939, la “Casino de la Playa” realizó una extensa gira que incluyó escenarios significativos de Venezuela, Curazao, Colombia, Panamá, Puerto Rico y República Dominicana[1], y Miguelito regaló en estos escenarios, lo mejor de su amplio y valioso repertorio musical.

 

Nota:

[1] Max Salazar: The Miguelito Valdés History. Latin Beat. New York (2) 10-13, March 1992.

 

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