Debate, encuestas y realidad
16 de septiembre de 2024
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La relación fue de 47% a favor de Kamala Harris y un 42% Donald Trump. Se trata de una encuesta publicada por Reuters, tras el primer —y al parecer único debate cara a cara— entre ambos contendientes a la presidencia en Estados Unidos.
No obstante, un día después de su realización, el aspirante republicano afirmó que él había vencido y que no estaría en ningún otro posible próximo encuentro con la aspirante demócrata.
Harris, en mi opinión, tendrá que caminar de ahora al 5 de noviembre, por una cuerda floja, ante un adversario que ya una vez no aceptó los resultados electorales que le fueron adversos, declaró fraude y, no conforme con todo eso, llamó a seguidores fundamentalistas a tomar el Congreso.
Fue algo tan inédito, que hasta el propio día en que sus fuerzas saquearon oficinas y rompieron de todo en la sede del Capitolio, parecía imposible en una sociedad autoproclamada democrática y respetuosa de las normas gubernamentales.
Después de aquellos acontecimientos bárbaros, y ante un Joe Biden ganador, las acusaciones y los juicios contra Trump, han sido reiterados, pospuestos, y manipulados, de tal manera que no le impidieron aspirar nuevamente a la Presidencia e, incluso, «gobernando desde la cárcel» en el supuesto y muy remoto caso de que hubiera sido encarcelado.
Otras encuestas refieren que el 56 % de los participantes indicó que Kamala «parecía más digna», frente al 24 %, que percibió lo mismo sobre Trump. Mientras que el 49 % manifestó que la vicepresidenta parece «alguien que escucharía y entendería sus preocupaciones», y solo el 18 % ve a Trump de esa forma.
De todas maneras, los que vimos u oímos, o luego leímos, cómo transcurrió el debate cara a cara organizado por la cadena de televisión estadounidense, ABC News, pudimos darnos cuenta de un más de lo mismo, característico del sistema político de ese país.
Temas priorizados como la inmigración, el aborto, la economía, no dejaron de escenificar los shows mediáticos, con acusaciones incluidas, carentes del razonamiento lógico y de la opinión popular.
Incluso, hay temas como el de América Latina y sus relaciones con Estados Unidos, que no aparecieron en el debate, aunque dos días después el actual gobierno, luego de no reconocer la victoria de Nicolás Maduro en los comicios recientes de Venezuela, acudió a su fórmula preferida: sanciones y más sanciones que afectan a los pueblos.
Pienso que, si algo «salva» a Trump en estos menesteres preelectorales, es la no existencia de un adversario con propósitos muy distintos a los de él, de llegar a la presidencia uno o la otra.
Trump, fue él mismo, en el debate y calificó su actuación como la «mejor de su vida»
Entre sus frases «más destacadas» esta vez, están las de asegurar que los migrantes roban empleo y hasta comen perros y mascotas.
También llamó a Kamala Harris la peor vicepresidenta en la historia de Estados Unidos.
Por su parte, Harris llamó a Trump como un delincuente convicto.
En fin, parecería imposible creer que el debate, que supone una audiencia de millones de personas en Estados Unidos y todo el Planeta, era compartido por los dos aspirantes a la Presidencia de ese país, o, para decirlo de otra forma, que uno de ellos será quien rija los destinos de esa nación en el próximo cuatrienio.
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