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Desafíos simultáneos al poder imperial

4 de septiembre de 2024

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El poder imperial yanqui está enfrentando desafíos simultáneos en su pretendido “patio trasero” latinoamericano y caribeño y se apresta a intentar contenerlo, utilizando todos los métodos -aun los más sucios y ya conocidos en otros tiempos- violando los principios de no-intervención y autodeterminación contenidos en la Carta de las Naciones Unidas, incluso en la Carta de la desprestigiada e inútil OEA y en cuanta legislación internacional se le reconoce como piedra angular para la paz, y el respeto mutuo entre naciones independientes de igualdad jurídica.

La bicentenaria Doctrina Monroe se estremece y tiembla cada vez que un país latinoamericano y caribeño hace uso legítimo de su independencia y soberanía negándose a cumplir los dictados imperiales de dominación y saqueo, tanto en lo político como en lo económico o social y ejerciendo sus derechos a un tratamiento digno, justo e igualitario.

Se hace evidente que en esos momentos estamos y que el Imperio está dispuesto a enfrentarlo con violencia y sin escrúpulos, envuelto como está en diversas crisis generalizadas en otras regiones del mundo, en medio de un proceso que muchos observan como decadente e inevitable, corroído el sistema por agudas divergencias de intereses y contradicciones políticas al interior.

En ese contexto se multiplican los desafíos y la resistencia coincidentes en América Latina y el Caribe, que busca consolidarse como Zona de Paz y de unidad en la diversidad sin injerencias externas.

Los casos de Venezuela, México, Honduras, Brasil, Colombia, el ALBA-TCP y el CARICOM, ejemplifican simultáneamente -cada uno en diversos grados y particulares características- la situación referida en que ya el Imperio no puede imponer con impunidad y sin temor de resistencia su voluntad hegemónica y el uso de esta región como plataforma absoluta y subo4rdinada respecto a otras del planeta y en el seno de las organizaciones internacionales.

Ni Milei ni Bolsonaro, ni sus “redes sociales”, ni los periplos y amenazas de la Jefa del Comando Sur -que ha asumido funciones diplomáticas de última hora- han podido detener una ola de dignidad y soberanía que puede empujarlos peligrosamente al uso de la fuerza.

Convertir estos desafíos en victorias definitivas sobre el Imperio y alejar para siempre el fantasma injerencista dependerá en mucho de que prevalezcan la unidad y los esfuerzos comunes de soberanía, llegando a ser cual predijo José Martí, “juntos como la plata en las raíces de Los Andes”.

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