Monstruos de mil cabezas
23 de agosto de 2024
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Si mal no recuerdo fue por aquellos días en que Bill Clinton firmó la Ley Helms-Burton para agravar el criminal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Al principio, el presidente norteamericano se negó a hacerlo, pero accedió después a cambio de que sus opositores republicanos accedieran a algunas de sus propuestas. Una de ellas era la Telecomunication Act, que permitió que empresas con intereses ajenos a la lógica de la comunicación comenzaran a ser propietarias de los medios.
A las megafusiones del capital financiero, industrial y militar siguió un proceso mayor de concentración de los medios masivos de comunicación.
Surgieron verdaderos monstruos de mil cabezas que lo mismo producen cereales que aviones de combate, alimentos transgénicos, autos, medicinas, galletas, noticias videojuegos, misiles, representan artistas, editan los libros, los periódicos y revistas, arman y promueven campañas presidenciales, dictan la moda, la política, los gustos, inventan y organizan guerras, nos conectan a internet y la televisión satelital, controlan la energía, etcétera.
Es un mundo que, como recordaba el investigador cubano Raúl Antonio Capote, cada vez más cercano al de Fahrenheit 451 vislumbrado por el escritor estadounidense Ray Bradbury, lleno de seres enajenados, donde la vida es una especie de realista show televisivo, donde no queda una gota de privacidad, autodeterminación y libertad.
En este mundo donde impera mayormente esa etapa capitalista que llamamos neoliberalismo no existe una verdadera libertad de expresión, sino sola aquella de los grandes conglomerados para decirle a la gente lo que a ellos mismos les interesa y que está manejada por unos pocos conglomerados.
LA RUEDA DE LA FORTUNA
En la etapa de la seudorrepública, mi padre decidió cambiar el refrigerador Frigidaire de 1939 por un Westinghouse de 1951. Había una especie de rueda de la fortuna que si la hacía girar y caía en el número que el cliente escogiera, el inmueble saldría gratis. Mi fallecida hermana se encargó de hacer girar el implemento que se detuvo en el número que había escogido, y no se tuvo que pagar por el realmente eficiente refrigerador. La propaganda al respecto hizo que la figura de mi hermana se reprodujera durante casi un año en diversas publicaciones.
Pero Westinghouse hoy en día no es un simple fabricante de refrigeradores, mezcladoras y otros enseres electrodomésticos, sino que forma parte del Complejo Militar Industrial de Estados Unidos, donde se adueñó de CBS-Viacom.
Hay otros cinco conglomerados predominantes en Estados Unidos, en un fenómeno que se repite en Europa, donde, por ejemplo, Lagarder, una gran empresa de armamentos, se fusionó con Lemonde y compró importantes acciones de Prisa; Dasau (armamentos) con Le Figaro; Finínvest con Mepiaset-Tele 5 y Mediabanca-FIAT con Risoli Corrieri de la Sera.
Todos estos conglomerados europeos tienen a su vez socios cada vez más dominantes a Westinghouse y General Electric, representados por Time Warner, Fox, Viacom, AOL y Sony.
OTROS IMPERIOS
Hay mucho, mucho por decir en este siglo XXI donde ya no se puede hablar de tal o más cual imperio, sea norteamericano, británico o alemán, sino de otros como Westinghouse, General Electric o Monsanto, con sus ejércitos privados de mercenarios defendiendo sus intereses en varias regiones del planeta.
Lo cierto es que el capitalismo ha sobrevivido a todos los augurios, pero aún el fantasma anunciado por Marx y Engels, aunque debilitado y calumniado, sigue recorriendo el mundo, asustando a los ricos.
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