Impronta del guaguancó en la radio cubana (I)

26 de junio de 2024

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José Reyes Fortún

 

 

Todo indica, que a mediados de la década de los años 50, quedaría rota la línea segregacionista por divulgar la rumba folclórica por los medios de difusión, al menos se consolida, con las agrupaciones habanera Lulu Yonkori, y la matancera Guaguancó Matancero. Indudables exponentes de  esta expresión folclórica, en puertos, solares y cuartearías marginales de Matanzas, Cárdenas, y La Habana.

Como ya era habitual, a toda hora, se dejaba escuchar la diana rumbera, por pequeños y simpáticos grupos de jóvenes alegres que, al compás del repique de botellas chocadas por cucharas, movían a la alegría de cuanto transeúnte pasaba por aquellos lugares.

Esta práctica, motivó a que, el 9 de octubre de 1952, quedara organizada en la ciudad de Matanzas, la agrupación folclórica Guaguancó Matancero.[1]

Sin imaginarlo siquiera, estos espontáneos músicos estaban suscitando una de las principales e históricas agrupaciones rumberas de todos los tiempos, luego identificada por el pueblo como, “Muñequitos de Matanzas”.[2]

 

 

Trabajadores del puerto, plomeros, albañiles o carpinteros, gente de pueblo, fue el estamento que ha caracterizado en la sociedad estas agrupaciones, y es lo que ha mantenido y mantiene, la identidad que, hasta entonces la identifica.

La primera versión de esta agrupación, estaba conformada por Florencio Calle (director y catá), en  inolvidable dúo de voces: con Esteban Lantrí “Saldiguera” y Hortensio Alfonso “Virulilla”; y en la percusión, Esteban Vega “Chachá”, Ángel Pellado, Ernesto Torriente, Juan Meza y Gregorio Díaz “Goyito”. Se dice que, el éxito de la agrupación, trascendió vertiginosamente, dejando escuchar en las márgenes del matancero río San Juan, una sonoridad y estilo sorprendente.

 

Notas:

[1] Datos tomados de Biografía del Grupo Folklórico Guaguancó Matancero. Plegable impreso no identificado localizado en el Archivo Factográfico del Museo Nacional de la Música.

[2] El cambio de nombre a la agrupación se debe a una  dispocisión popular que originó la grabación del guaguancó “Los muñequitos” de la autoría de Esteban Lantrí, conocido en el ambiente popular como“Saldiguera”.