“El papel de la fotografía en la educación patrimonial”

7 de mayo de 2024

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Bienes Patrimoniales, Educación Patrimonial, Fotografía, Historia, Memoria, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Patrimonio

Por: MsC. Gloria C. Álvarez Frigola y Lic. Lisandro Maturell Cabrera

 

 

Al hablar de educación patrimonial, queda reconocido que es un área del conocimiento relativamente joven, dirigida a diseñar y aplicar métodos y estrategias que permitan fomentar la identificación, la sensibilización y el reconocimiento por parte de la comunidad del patrimonio que posee, manteniendo un necesario equilibrio entre la protección del mismo y su integración a la cultura del espacio social en que se encuentra.

Para ello, es necesario reconocer la cualidad que posee la fotografía de generar y construir subjetividades, a partir de la contemplación de imágenes referidas, quizás, a lugares, objetos o personas ya inexistentes. Por tanto, una manera creadora de contribuir a la educación patrimonial, desde nuestra actividad de gestores, podría ser la realización de nuestras propias fotografías a aquellos bienes históricos que es necesario hacer perdurar en la memoria histórica de la nación.

En las últimas dos décadas se ha transitado desde una concepción tradicional centrada en la didáctica, hacia otra que aborda los procesos de enseñanza-aprendizaje del patrimonio desde un enfoque disciplinar, que parte de los procesos de patrimonialización. Por tanto, desde la premisa de que la educación se ocupa de las relaciones entre personas y aprendizajes, “el Patrimonio es el contenido de ese aprendizaje y las formas de relación se refieren a la identidad, la propiedad, el cuidado, disfrute, transmisión, etc.” (Contreras, 2013).

Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) ha planteado la necesidad de desarrollar programas de educación e información sobre el patrimonio, lo que implica que ser sensible al patrimonio se aprende y se enseña, y, por tanto, la educación será un factor clave para que en los ciudadanos se produzca un cambio de actitud hacia el mismo.

En el caso particular de la fotografía, el investigador Rojas, J. (2017) reconoce que el uso de la fotografía en función de la educación patrimonial responde a procesos de planificación didáctica por parte de los gestores de patrimonio, los cuales deben tener una proyección clara en sus objetivos educativos, ya que los fines de su uso dependen, en gran medida, de una programación del proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

 

Experimentar en el ámbito educativo con la fotografía, utilizándola como recurso que permite al gestor de patrimonio describir realidades y analizar entornos se considera favorable, autores como Martínez (2010), avalan la utilización de los mecanismos expresivos no escritos, como la fotografía para mostrar el patrimonio cultural, incluso para llevar a un mejor entendimiento del patrimonio inmaterial y la esencia propia de la relación con el individuo.

Por otra parte, los últimos años han sido testigos de una saludable ampliación de la concepción de institución educativa, antes relegada casi exclusivamente a los centros docentes, para incluir también a los espacios culturales dentro de esta categoría, entre ellos los museos.

Es una verdad aceptada por todos que la institución educativa no es la única fuente de conocimientos. Los museos e instituciones culturales son centros al servicio de la sociedad que generan espacios para el intercambio y reflexión sobre el patrimonio cultural, produciendo conocimiento y contribuyendo a la integración del potencial económico, social y humano.

El espacio museístico ha experimentado un proceso de continua transformación, consecuencia de los cambios filosóficos, sociales, políticos y económicos, así como resultado de sus propias tensiones y necesidades internas. El museo tiene una doble responsabilidad: preservar el patrimonio y contribuir a la evolución social a través de la educación. Debe definirse en relación con el público, educar y comunicar, además de conservar y transmitir.

Es importante aclarar que cuando hablamos educación patrimonial nos estamos refiriendo no sólo a una tarea que quedaría limitada a los diferentes niveles de educación institucional, sino a una actividad que debe extenderse a todos los contextos de la vida social, manteniendo en todos los casos la necesaria apertura a la generación de significados múltiples, donde, como señalaba Roland Barthes, el espectador es libre de elegir unos e ignorar otros.

 

 

John Berger estableció dos etapas en el proceso de lectura de la fotografía:

1. Denotación: vemos en la fotografía lo que está representado;

2. Connotación: interpretamos los elementos que vemos en la fotografía.

Es evidente que la segunda etapa es en la que se pone en marcha la parte más compleja del proceso, ya que el espectador, por así decirlo, “se queda solo” frente a la imagen y debe recurrir a todo su potencial para decodificarla. Es así como alguien que observa, por ejemplo, la foto de una plaza antigua, podría experimentar una mezcla de emociones que van desde la nostalgia -quizá de niño jugó en este lugar-, al deleite estético o la satisfacción intelectual.

La apuesta de enseñar el patrimonio a través de imágenes posee, además, la ventaja de que, eliminando, o al menos reduciendo la narración escrita, se neutraliza la barrera que el idioma constituye en sí, lo que permite a cualquier persona, independientemente de la lengua(s) que domine.

Enseñar el valor de la fotografía, no solo desde su uso como documento en sí, sino como herramienta que permite complementar la educación patrimonial formal e informal, extender su valor a la formación creativa e interpretativa en relación con el patrimonio, es un modo, además, de apropiarse del lenguaje por excelencia de estos tiempos, predominantemente visual e integrar a su vez al espectador a convertirse en un ente activo en la apreciación, disfrute y cuidado del patrimonio, a través de la creación de sus propias imágenes.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-Berger, J. (2010). Modos de ver. Barcelona: Gustavo Gili.

-Bravo, N. (2008). Estrategias pedagógicas dinamizadoras del aprendizaje por competencias. En Línea. Tomado de: https://docs.google.com/document/d/…nOCe KJfiePoMu5uA/edit. Consulta en septiembre 24 de 2023.

-Contreras, José. (2013). Investigar la experiencia educativa. Madrid: Ediciones Morata.

-Cordero, C.Y.; Gabriel M. L. J.; Morales, V. D., González, T. J. B. & Fernández, O. R. (S.A.). La educación patrimonial en el escenario de los planes de evaluación y diagnóstico del patrimonio arqueológico y sociocultural de Cuba. Recuperado el 18/09/2015 en:http://www.cubaarqueologica.org/document/ant06_cordero.pdf.

-Dubois, P. (1986). El acto fotográfico. Barcelona: Paidós.

-España. Calvo H. (1997). El nuevo periodismo de la ciencia. Quito: Ediciones Ciespal.

-Martínez Bernal. (2010). Difusión y educación patrimonial. Madrid: Club Universitario.

-Rojas, J. (2017). La Fotografía como Estrategia Didáctica para la Enseñanza-Aprendizaje del Medio Ambiente con los estudiantes de Noveno grado del Colegio Cambridge School de Pamplona. Una Experiencia Pedagógica. CIE. Vol. 1. (3), 24-37.

-UNESCO. (1972). Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural. Recuperado el 11/05/2016 en: http://whc.unesco.org/archive/convention-es.pdf.

-UNESCO. (1982). Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales. Recuperado el 16/06/2015 de:http://unesdoc.unesco.org/images/0005/000525/052505sb.pdf

-UNESCO. (1997). Declaración sobre las Responsabilidades de las Generaciones Actuales para con las Generaciones Futuras. Recuperado el 22/02/2016 en:http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13178&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html.

 

(Tomado de Patrimonio Documental)