Tito Gómez, por la Vereda (II)
18 de abril de 2024
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Cuentan que, en sus inicios como cantante, su apellido Tenreiro molestaba y hasta era objeto de bromas, algunas pesadas. El cantante Miguelito Valdés, buen amigo suyo, resumía el asunto con una frase: “suena a gaita.” Era verdad, un apellido netamente gallego, con un repertorio cubano por los cuatro costados a la larga chocaba.
Fue precisamente Mister Babalú, quien le sugiere el cambio de nombre. Gómez, por el segundo apellido: “¿Qué te parece Tito Gómez?”, le dice, pero él, tiene sus dudas: “Me busco tremendo lío con la familia”. La mayoría de edad era a los 21 y Tito tenía entonces 18. El padre se subleva: “Arriba que va a cantar lo que no me gusta, niega su apellido.
Años después, Tito decía: “Mas tarde el viejo se convenció y se convirtió en mi mejor admirador, igual que mi madre. Eso sí, nunca soportó oírme en una guaracha, pues las consideraba una desfachatez. Si me oyera ahora…”.
En 1991 Tito Gómez confesó que, a él, como cantante, nunca le gustó el alboroto. Trataba siempre de lucir elegante, sobrio, siempre en traje, o en frac para las galas. Eso sí, jamás uso cosas con brillo. En los últimos tiempos, actuaba mucho con guayabera. Aseguraba que nunca quiso explotar una imagen de galán, a pesar de su estilo, a veces romántico, “porque no me interesaba vender el rostro, sino la voz”.
En una de sus últimas entrevistas, Tito afirmó que “Vereda tropical” era su compañera de viaje inevitable luego de más de seis décadas como intérprete. “A veces ni quisiera cantarla”. Ya me acostumbré y hasta la quiero, pero son tantos los años juntos. Y pensar que la grabé como relleno de un disco. Dicen que se vendieron dos millones de copias de mi Vereda.”
Aquella interpretación suya lo lanzó a la fama en Cuba y en toda Latinoamérica, donde siempre fue muy aplaudido. En los países en los que se presentó tuvo siempre gran acogida de público y de crítica. En una canción como “Estiro bastidores” era capaz de proyectar en una improvisación de más de media hora sin repetir una frase ni caer la vulgaridad.
“Sin lugar a duda, Tito Gómez –como dice el periodista Jorge Smith- es el improvisador más grande que dio el país hasta hoy, virtud reconocida por gigantes como Benny Moré y Miguelito Valdés. En 1975 Tito se separa de la Riverside y se incorpora a otra gran orquesta, la del maestro Enrique Jorrín, con la que continúa su imparable cadena de éxitos.
Entre ellos un tema de Lolita de la Colina “Que te vaya bien”, que se sitúa en la cima de la popularidad a principios de los ochenta en la voz siempre joven de Tito, que ya para entonces pasaba de los 60. Se presentó también con la Charanga Típica Rubalcaba, el Conjunto Saratoga, y grabó con el grupo Algo Nuevo, de Juan Pablo Torres.
Con más de medio siglo de vida artística, mantuvo siempre el mismo timbre, la misma sonoridad y brillantez. Cultivó casi todos los géneros de la música popular cubana. Grabó veinte discos de larga duración y otros tantos simples.
En sus últimos días el pueblo lo saludaba con un cariño muy especial: “Tito, coge por la vereda”. Murió en su querida Habana el 15 de octubre de 2000. Poco antes había confesado: “El hombre que no sueña No tiene derecho a vivir. Creo que hasta el último día de mi vida estaré soñando, aunque la canción diga que la vida es sueño y todo se va…”.
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