Celio González. El flaco de oro (I)
8 de marzo de 2024
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En música se conoce como tempo rubatto a la acción por atrasar el tiempo del fraseo en una nota, algo así, como cantar de “manera elástica”, o alargando algunas notas. En ocasiones el vocablo significa “robo”.
En Celio González Asensio, era característico ocasionalmente, entonar en los finales de frases el tempo rubatto, esto en principio le valió el sobrenombre artístico de “maestro del rubatto”.
Nacido el 29 de enero de 1920 en Camajuaní, su madre lo enseñó a cantar desde los nueve años; se sabe que ambos se trasladaron a Sancti Spiritus y más tarde a Camagüey, donde ya Celio con 17 años, cantaba con el conjunto del destacado músico camagüeyano, Joaquín Mendivel.[1]
Luego, con el sobrenombre artístico del “flaco dorado”, enrumba sus cantares hacia al Conjunto Camacho, en las fiestas parroquiales y de otras cercanías, haciéndose escuchar, a través de la radioemisora CMJK. Desde aquí, Celio canta con el Trío Camagüey, integrado por Humberto Estrada y Arturo Perdomo. Algo después, funda el Trío Nacional, agrupación que Celio conformó con el mismo Humberto Estrada y el luego notable compositor, José Antonio Pinares. [2]
A inicio de los años cuarenta, Célio se presentó como cantante aficionado en la Corte Suprema del Arte, en el Circuito CMQ. Posteriormente, comienza a cantar de manera fugaz con el Conjunto Casino, dejando grabado con esta agrupación, un solo disco que fijaba el antológico bolero, Plazos traicioneros, del afamado compositor alquizareño Luis Marquetti.
En la capital del país, le ocurrió lo que casi habitualmente padecieron los artistas provincianos: la dificultad por encontrar trabajo como cantante. Entonces sus ídolos en el arte de cantar eran, Miguelito Valdés y Pedro Vargas. Si bien, para la década de los años cincuenta, sus predilectos como vocalistas, serian el mexicano, Fernando Fernández, y el chileno Lucho Gatica.[3]
A principio de la década de los años cuarenta, se gestaba en el ámbito de la cancionistica cubana, el estilo conocido como feeling. Para entonces, el tresero Niño Rivera, uno de los más fervientes pilares de este estilo interpretativo de la canción y el bolero, precisaba una voz nueva para grabar un sencillo de 45 rpm. Entonces Celio González fue elegido por la marca Panart para grabar este bolero, Por mi ceguedad, de la autoría de José Antonio Méndez.
Notas:
[1] Héctor Ramírez Bedoya: El Flaco de Oro file//H/Celio González Asensio. Sonora Matancera.htm. //Helio Orovio Diccionario de la Música Cubana. ED Letras Cubanas. Segunda Edición, 1992.
[2] Héctor Ramírez Bedoya: Ibidem.
[3] Héctor Ramírez Bedoya. Ibidem.
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