Embajadora designada de Cuba en la UNESCO recorre el Centro Histórico

25 de enero de 2024

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Daniel Benítez Pérez

 

Existe en el interior de nuestra Habana otra ciudad que comparte el mismo nombre, las mismas calles y monumentos, y en apariencia, a las mismas personas. La primera Habana, la superficial, aparece en las postales, en las películas, en las visitas de pocas horas, o en el caminar ciego de quien ha llegado a ignorarla en su rutina; pero la verdadera ciudad La Habana que existe en el espíritu de quienes la habitan, en la nostalgia de quienes la añoran, y en el amor de quienes le dedican su vida.

Y este 24 de enero la embajadora designada de Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Señora María del Carmen Herrera Caseiro, recorrió importantes obras del Centro Histórico de la Ciudad de La Habana, espacios a los que se llega caminando, pero que también hay que sentirlos en el corazón.

 

 

El Museo Colegio de Santa Clara fue una de las primeras paradas de la embajadora designada, donde fue recibida por el Director del Museo de Sitio, Mario J. González; y por Norma Pérez-Trujillo, arquitecta a cargo de la Dirección de la Inversión de la obra del Convento de Santa Clara; así como el arquitecto Raúl Gortazar, entre otros responsables de la obra.

 

 

De la misma manera que las obras del Centro Histórico, suelen comenzar con las labores históricas y arqueológicas, también en el Convento se han mantenido las prospecciones en paralelo con las labores de restauración. La embajadora designada María del Carmen Herrera se interesó por conocer la labor de los especialistas del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. El arqueólogo Alejandro Nolasco compartió con la visitante los progresos de las prospecciones que se realizan en la antigua capilla, espacio donde fueron enterradas las hermanas de la Orden de las Clarisas desde el siglo XVIII hasta 1915.

 

 

Nolasco comentó cómo les habían dicho que no debía quedar nada de la capilla, y la arquitecta Pérez-Trujillo contextualizó a este hecho con la historia sobre cómo el Ministerio de Obras Públicas de Gerardo Machado edificó sobre la antigua capilla un inmueble, para luego ser demolido con dinamita. Sin embargo, la preservación del patrimonio no es para aquellos que se dan por vencidos: de la antigua capilla ya han logrado localizarse parte de los muros, y los estudios posteriores permitirán ahondar en la zona de los enterramientos.

 

 

Aunque era la invitada de honor a este recorrido, la embajadora designada afirmó con humildad que la Arqueología, siempre despertó en ella una admiración extraordinaria. El arqueólogo Alejandro Nolasco, sosteniendo en sus manos una pieza de madera de la antigua capilla, le confesó que hace 20 años él vino como carpintero a la Oficina el Historiador, y allí encontró su vocación. Su sueño, como el de tantos otros, solo fue posible gracias a la obra de Eusebio Leal, y tales esfuerzos podrán continuarse gracias a la labor de la Oficina del Historiador y al aporte de la colaboración internacional.

 

 

La esperanza que han dado los arqueólogos con el hallazgo de cimientos y muros de la capilla y los claustros, es reverdecida por el trabajo de los restauradores, y reconstruida en los planos de los arquitectos. El director del Museo de Sitio Mario González, afirmó que en diciembre de este 2024, el Convento de Santa Clara cumple 280 años de creado. Tal aniversario viene acompañado de la promesa de presentar la obra civil del primer claustro del Convento. El centro de enseñanza para la restauración del patrimonio que radicará en este inmueble ofrecerá una oportunidad única de estudio: Será una escuela que será conservada, que será comprendida, e investigada por sus propios estudiantes. Para generaciones de jóvenes de Cuba y el Caribe, gracias a esta escuela que será construida, ni las carreras como la arquitectura o arqueología les parecerán un sueño imposible, ni el amor persistente por el patrimonio les resultará un esfuerzo baldío.

 

 

Y en ese centro de enseñanza de restauración del patrimonio se amará a la naturaleza tanto como a la Historia. Y mientras comentaba sobre las virtudes arquitectónicas del inmueble, la visitante se mostró interesada por la colosal ceiba que descollaba sobre el jardín del Convento. Aún si sus raíces presentan un desafío para conservar sus cimientos; aún si sus ramas complejizan la protección de tejados y balcones; sigue mereciendo existir tanto como el propio convento. Y como tantos representantes de Estados, organizaciones y de las propias Naciones Unidas, la embajadora designada se despidió con una visión más clara de ese patrimonio arquitectónico y natural por los que vale la pena luchar.

 

 

En el Convento Nuestra Señora de Belén esperaba a la visitante un patrimonio diferente, pero tan imprescindible para nuestra ciudad como sus edificaciones y naturaleza, pues es donde radica la Oficina de Asuntos Humanitarios de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Allí la esperaba la Directora de Cooperación Internacional de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), Nelys García, pero no estaba sola. La embajadora designada María del Carmen se encontró con mesas pobladas de cabelleras canosas y sonrisas abiertas, mientras las voces del coro de adultos mayores, solían elevarse con tal tesitura y color que era difícil creer que solo estaban ensayando.

 

 

A pesar de que el horario del almuerzo había hecho que las manos ancianas cambiaran las pinturas y artesanías por platos y cubiertos, la visitante fue recibida por los adultos mayores con la misma calidez con la que la Oficina del Historiador les abrió sus puertas. El especialista de la Dirección de Asuntos Humanitarios, Luis Carlos Espinosa Nuñez de Villavicencio explicó que más de 200 adultos mayores se encuentran inscritos en la atención diurna del inmueble, mientras que otros 150 son atendidos en otras sedes, también vinculadas a la OHCH. Los adultos mayores que pernoctan aquí, aunque menores en número, reciben cuidados esmerados que son testimonio de la obra humanista de Leal.

 

 

Pero no solo las personas de la tercera edad son beneficiadas por la Oficina de Asuntos Humanitarios, y al adentrarse en la óptica, la comitiva se encontró con un pequeño paciente: Un niño de La Habana Vieja con una condición ocular que recibirá unos espejuelos de la mejor calidad, y de manera gratuita. Como quien recorre el castillo de un cuento fantástico, la embajadora designada caminó pasillos, subió escaleras y pudo ver la armonía que existe entre los jardines tan bien preservados, donde se deja reverdecer a la naturaleza, y entre los dormitorios, comedores y salas de fisioterapia, donde lo que se defiende desde el amor es la dignidad humana.

 

 

Pero no podía irse la invitada sin conocer a María Mercedes Ibarra Hernández, bisnieta del prócer Juan Gualberto Gómez. De una memoria prodigiosa, doña Ibarra disertó sobre los méritos y obras de la UNESCO antes de reflexionar sobre la importancia del patrimonio. Incluso mostró orgullo de ser oyente de Habana Radio y felicitó a la emisora por su aniversario 25. Pero sin lugar a dudas, su mejor historia fue la de su bisabuela Manuela, que le negó a Gerardo Machado el gusto de tomar la ceiba familiar y la plantó con rebeldía en el patio de la actual Villa Manuela, donde permanece hasta hoy.

 

 

En su despedida de Belén, la embajadora designada de Cuba en la UNESCO, afirmó que con este recorrido había conocido más de La Habana, y más de Leal, a quien veía en todos los que continuaban su obra. Y quizás allí se encuentre el secreto de esa Habana escondida, que no se oculta del pregón por miedo, sino por modestia. Una Habana que es descubierta una y mil veces, cada vez que se hace algo por ella, y que desde la UNESCO, debe ser presentada a un mundo que también merece quererla.