Otro fin de año bélico y sangriento
11 de diciembre de 2023
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No es la primera vez en los últimos tiempos que la humanidad debe enfrentar un fin de año bélico y sangriento. Desde que se apagaron los humos de la Segunda Guerra Mundial y se esperaba confiados en una paz duradera, el lanzamiento por parte del gobierno imperialista de Estados Unidos de la llamada “guerra fría”, con el propósito declarado de aplastar y destruir a la Unión Soviética y a los demás países del mundo que habían decidido abrazar el sistema socialista, -incluídos los asiáticos China, Vietnam y Corea,- marcó el inicio de una etapa caracterizada por la carrera nuclear y armamentista, las agresiones e intervenciones imperialistas contra los movimientos de liberación nacional, golpes de estado neofascistas y asesinatos de líderes populares en disversas partes, chantajes y amenazas.
Era el imperialismo desatado y desesperado por evitar su declive y perder sus posiciones de privilegio económico, político y cultural impuestas a sangre y fuego desde que se mostró como “fase superior del capitalismo” y acrecentó la etapa del saqueo y los monopolios, inicialmente en medio de cierta contradicción interimperialista que propició en América fenómenos extremos como la Doctrina Monroe, hace ahora 200 años.
Ha sido ese el verdadero legado imperial y colonial para el mundo, muy lejos del tan mencionado desarrollo económico y social y más lejos aún del bienestar material, educacional y medio ambiental de amplios conglomerados y masas enormes de población que hoy mismo languidecen bajo el hambre, las enfermedades y epidemias, el analfabetismo y la depauperación social de una vida sin esperanzas y rodeados por la miseria asfixiante.
Es el cuadro actual, que ni siquiera las agencias de Naciones Unidas han podido evitar y que, por el contrario, lanzan reiterados llamados de urgencia y alarma que son en buena medida desoidos por los poderosos, aún insatisfechos con la riqueza que han acumulado para si mismos.
Todo se agrava, sin embargo, con las guerras desatadas por la agresión e intervención o las pretensiones de despojo territorial que el imperialismo ha organizado, financiado y apoyado tanto de forma directa como indirecta, siendo esta última la fórmula ideal, pues solo reporta ganancias sin bajas sobre el terreno.
Nos acercamos al final del año 2023 con dos conflictos armados aparentemente localizados pero de amplia y profunda repercusión mundial en todos los sentidos, tal como podemos verificar cada día. La fallida agresión de 8 años contra la Federación de Rusia desde la vecina Ucrania y el horrible holocausto de la población palestina por parte del régimen gobernante del estado sionista-terrorista de Israel emiten múltiples señales y desbordan su radio de acción regional para convertirse en conflictos mundiales, tal como los ha caracterizado el Papa Francisco.
Evidentemente, el imperialismo norteamericano, -siempre oportunista e inescrupuloso,- trata de aprovecharse de ellos, los estimula y agrava en busca de beneficios económicos y geopolíticos, mientras se debate en una cruenta disyuntiva interna que puede tener consecuencias impredecibles para Estados Unidos y la humanidad entera si ambos bandos se aferran ciegamente a sus ambiciones y particulares intereses hasta llegar a un punto de no retorno, tal como parece estar ocurriendo.
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