El holocausto y sus semejanzas
14 de noviembre de 2023
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Nada más parecido al horrendo holocausto cometido por el régimen de ocupación nazi en los países de Europa durante los años de la Segunda Guerra Mundial contra el pueblo judío, que el actual holocausto criminal y bárbaro que comete el estado sionista de Israel -en su condición de ocupante- contra el pueblo palestino en la franza de Gaza.
Dice una conocida frase frecuentemente empleada que “la historia se repite, primero como tragedia y después como comedia”. Esta vez ha sido como tragedia en las dos ocasiones y paradójicamente guardan notables similitudes, aunque el grado de barbarie parece lastimosamente superado por la actual masacre, si tenemos en cuenta el armamento usado por la represión israelí, que incluye procedimientos que los nazis no utilizaron en su momento pues no existían aún.
Tal como argumentaron los ocupantes nazis cuando la destrucción del ghetto judío de Varsovia y el exterminio allí llevado a cabo, ahora los fanáticos del sionismo israelí, -cuya cabeza visible es Benjamín Netanyahu-, alegan que fueron atacados por los palestinos, que sufren 75 años de ocupación de sus tierras y violación de todos sus derechos hasta como seres humanos; asumen los sionistas un falso e históricamente papel de víctimas por parte de quienes solo reclaman lo que legítimamente les pertenece. Es el caso del ladrón que grita “al ladrón” para desviar sus culpas; es el colmo del cinismo exhibido sin ningún pudor ni límite pretendiendo engañar al mundo.
Tal como ocurrió cuando los nazis exterminaban al pueblo judío, da la impresión de que poco hace el resto de la humanidad para detener la barbarie y parar la mano brutal de los criminales que desde Tel Aviv conducen las masacres diarias de la población civil, de miles de mujeres, niños y ancianos indefensos y desarmados, víctimas de los ataques aéreos y coheteriles.
Desde Washington parecen recibir aliento y apoyo mediante una “ayuda” militar que no ha cesado un momento y convierte al gobierno imperialista de Estados Unidos en cómplice del crimen, mientras sus representantes en las Naciones Unidas hablan hipócritamente y sin autoridad moral ninguna sobre “derechos humanos”.
Hay que decir que, esta vez al menos, han quedado absolutamente desenmascarados y algunos de sus socios se ven obligados a guardar un pudoroso y oportunista silencio.
Cómo y cuándo llegará el fin de esta sangrienta aventura del sionismo es una interrogante difícil de responder hoy. Un enloquecido ministro del régimen de Netanyahu ha llegado a pedir el uso de la bomba atómica contra Gaza, sin pensar en las consecuencias que conllevaría una acción de ese tipo sobre el propio Israel y su población.
El mismo primer ministro se ha mostrado favorable a la ocupación militar de toda la franja de Gaza, con lo cual estaría comenzando una prolongada guerra de resistencia contra la ocupación israelí por parte de las organizaciones palestinas existentes en ese territorio, que ya han mostrado su capacidad combativa y pasaría a enfrentamientos con el ocupante en condiciones menos desiguales y desde posiciones más favorables.
Sería el inicio de un nuevo Viet Nam, del cual los yanquis no deben tener un buen recuerdo, y con un rechazo internacional extendido bajo el mundo actual que marcha inexorablemente hacia un nuevo orden.
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