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Las rebeldías esclavas espejo del componente étnico en Cuba

17 de mayo de 2013

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En la introducción del estudio de las injusticias del régimen esclavistas en  que el coloniaje español asumió en Cuba, del destacado investigador cubano José Luciano Franco asumió en las fuentes de mayor validación  temática la obra de  Fernando Ortiz  “Los negros esclavos, “que fue publicada en su edición príncipe en La Habana en 1916.

Y desde tal encuentro con la valiosa fuente, del también reconocido entre los descubridores de Cuba subrayó su precisa definición del cimarrón que citó : “A veces los esclavos fugitivos se reunían y se concentraban en lugares ocultos, montañosos y de difícil acceso con objeto de hacerse fuertes y vivir libres e independientes, logrando en algunos casos el establecimiento de cultivos a estilo africano, y hasta colonizar cuando conseguían unirse con algunas negras horras o cimarronas. Los esclavos en tal estado de rebeldía se decían apalencados, y palenques se llamaba su retiro”.

Ante la seriedad de tal obra científica y animado  por su enfoque de los rigores que sufrieron los negros por su injusta esclavitud, José Luciano Franco resumió en su obra Los palenques de los negros cimarrones, una interesante y profunda mirada hacia las iniquidades del régimen esclavista que se sostuvo en la figura de el cimarrón dentro de las Leyes de Indias, que ocupó el interés en la legislación colonial al constituir un soplo de rebeldía para romper el estatus de opresión colonial sobre ellos.

Las autoridades coloniales sintieron el rigor de las partidas de cimarrones en crecimiento, la experiencia que iban alcanzando poco a poco , el crecimiento de su cifra y sembrar definitivamente el temor hacia una posible organización  capaz de movilizar un segmento de rebeldes que pudieran construir un real movimiento insurreccional.

Por eso desde una Real Cédula de, el rey y emperador Carlos I de España y V de Alemania fechada con el 15 de abril de 1540, colocó en la legislación de las Leyes de Indias como precisión  “Mandamos, que en ningún caso se ejecute un los Negros Cimarrones  la pena de cortarles las partes que honestamente no se pueden nombrar, y sean castigados conforme al derecho y leyes de éste libro”.

Pero la verdad no era tan delicada para los negros en rebeldía. Y al observar que tales medidas no tranquilizaban a los cimarrones, el propio Rey estableció el 7 de diciembre de 1540 nuevas facultades a los Presidentes y oidores, para que dentro del tiempo que se asignara  a los negros cimarrones los redujeran de cualquier forma al servicio de sus amos y obediencia a la justicia de la corona de España.

De tal forma siguen los caminos de las observaciones del Franco para adentrarnos en la vida cotidiana e injusta a la que fueron obligados los negros que se alzaron en defensa de su libertad y contra la injusticia.

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