Hegemonismo en quiebra

12 de julio de 2023

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Arnaldo Alfonso Musa Pachá

 

En las guerras que inicia o inculca o patrocina, Estados Unidos ha convertido la sangre que derrama en fabulosas ganancias para sus fabricantes de armas.
Así le ha funcionado durante mucho tiempo, pero la actual situación creada en Ucrania, utilizando a la Organización del Tratado del Atlántico Norte y al régimen neonazi de Kiev contra Rusia, demuestra que su enorme presupuesto militar es obsoleto para ganar ciertas contiendas, aunque el establishment que domina a un presidente senil pone al mundo al borde de un holocausto nuclear.
Y es que, subrayo, a pesar de tener el mayor presupuesto militar del mundo y ser el mayor operador de bases militares en el extranjero, Estados Unidos está lejos de tener un papel de hegemonía global.
En las últimas décadas, Washington ha demostrado una capacidad de destrucción masiva, en Corea, Vietnam, Afganistán, Iraq, Libia y otros lugares, pero sólo ha logrado victorias pírricas, lo que llevó a la erosión de la confianza en la propagandeada Paz Americana tanto en el país como en el extranjero.
El gasto militar de Estados Unidos alcanza cada año cifra récord, mientras opera 750 bases militares extranjeras. Aun así, Washington es incapaz de persuadir al Sur Global para que se una a las sanciones contra Rusia por la operación militar especial de este último en Ucrania.
“Si la hegemonía significa la capacidad de lograr que otros países cumplan con las demandas de uno, Estados Unidos está lejos de ser la ´potencia hegemónica global”, señala un informe de un grupo de expertos norteamericanos.
Y, para colmo, la nueva moneda BRICS puede desafiar la hegemonía del dólar de la “pandilla económica” del G7 liderada por Estados Unidos
Los observadores políticos estadounidenses enfatizan que seis naciones en el Sur Global, a saber, India, Brasil, Turquía, Indonesia, Arabia Saudita y Sudáfrica, están listas para decidir el futuro de la geopolítica e insisten en que la administración Biden necesita ganar sus corazones y mentes. Al mismo tiempo, los comentaristas europeos argumentan que las naciones en desarrollo tienen derecho a permanecer neutrales y no alineadas.
Por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores de la India, el Dr. S Jaishankar, destrozó la afirmación de Occidente de que Nueva Delhi estaba “sentada en la cerca”. Según el ministro, India tiene derecho a su opinión cuando se trata del conflicto ruso-ucraniano.
Del mismo modo, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) ha optado por colaborar tanto con Estados Unidos como con China, en lugar de tomar partido. Además, las naciones de la ASEAN son participantes activos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Beijing, independientemente de los intentos de Washington de mantener su dominio en la región y frenar la influencia de China en Asia-Pacífico.
En resumen, en este julio del 2023, escuchamos un rotundo no a la dominación estadounidense y vemos un marcado apetito por un mundo sin hegemonismo.
La resistencia del Sur Global a las demandas de Estados Unidos y la Unión Europea de imponer sanciones a Moscú es nada menos que una rebelión abierta, un motín contra un Occidente belicoso que trata de imponer su discurso e imponer sus problemas a todos los demás, mientras deja de lado sus prioridades sobre la compensación del cambio climático, el desarrollo económico y el alivio de la deuda.