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Dignidad de México ante arrogancia de EE.UU.

24 de abril de 2023

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México, un país que como pocos ha conocido al imperio estadounidense, ha recordado este fin de semana a su vecino del Norte, que «no permitirá que ninguna fuerza militar ponga sus botas en su territorio».

El aviso, uno más entre las decenas de advertencias del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo pronunció esta vez el canciller Marcelo Ebrard.

Por estos días, algunos funcionarios de Washington han llegado a pedir hasta el «envió de fuerzas militares para combatir el tráfico de drogas».

Pareciera que en el arrogante gobierno estadounidense se olvida que quienes usan territorio mexicano para el contrabando de drogas, tienen como destino seguro al país mayor consumidor de estupefacientes del mundo, Estados Unidos.

Si no hubiera consumo en el territorio vecino, los que viven del tráfico de droga no tendrían el incentivo para trasladar hacia allí las mayores cantidades de las más disímiles variantes y procedencias de narcóticos.

El negocio de la droga, al igual que el del tráfico de armas, constituyen de las más grandes transacciones de este siglo, y, en ambos casos, es Estados Unidos el mayor consumidor, en el caso de la droga y el más grande productor y exportador en el de las armas.

Una «solución» a ambos problemas —de querer el imperio yanqui eliminarlos—, sería «auto-invadirse» para de esa forma poner orden en su casa, antes que tratar de imponerlo en el vecindario.

Las declaraciones de Ebrard se produjeron en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos y calificada por el propio canciller azteca como «el lugar donde empieza nuestra Patria».

Días antes, el presidente López Obrador había declarado de «intervencionista y anexionista» una moción presentada por varios congresistas estadounidenses para que el Congreso avale el «uso del ejército de Estados Unidos, para combatir el narcotráfico en territorio mexicano».

Al respecto, López Obrador se pronunció contundentemente desde el puerto de Veracruz, cuando advirtió que «les decimos y que se oiga bien y que se oiga lejos: no aceptamos ninguna intervención».

Anteriormente, en la Plaza El Zócalo en la capital mexicana, el mandatario había proclamado: «Desde aquí, desde este Zócalo, corazón político y cultural de México, les recordamos a esos políticos hipócritas e irresponsables, que México es un país independiente y libre, no una colonia ni un protectorado de Estados Unidos».

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