De La Habana a Nueva York jazz, feeling, mambo, son montuno… y Niño Rivera (II)
30 de marzo de 2023
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Con posterioridad, “El Niño Rivera” se inicia en el aprendizaje del tres, instrumento decisivo en su vida musical y sentimental.
En 1926, su familia se traslada para La Habana, donde ingresa como tresero del sexteto Segundo Boloña, en recordadas presentaciones, en el elegante cabaret Motmartre.
A su regreso a Pinar del Río, se dio a la tarea de reorganizar el sexteto Caridad, son los tiempos de una fuerte rivalidad, entre los septetos, Habanero, Nacional, Munamar, y el Boston, este último, liderado por el tresero invidente, Arsenio Rodríguez.
Para la segunda etapa de vida musical, del septeto Caridad, se distinguen en sus filas, como voz prima y clave, el genial sonero y bolerista pinareño, Miguelito Cuní, y por supuesto, “El Niño” en el tres.
En 1935, El Niño Rivera está, definitivamente, en La Habana, actuando en afamadas escuelas de bailes, casinos e importantes cabarets.
Pero no sería hasta 1942, que “El Niño Rivera”, se da a conocer como excelente tresero, sino además, por sus experimentaciones y arreglos fabulosos, sobre todo, a partir de la fundación, del Septeto Rey de Reyes, agrupación que tuvo como característica, la posibilidad de explotar, por iniciativa del Niño, cuatro voces armónicas, por primera vez, en el son.
Por esta etapa, “El Niño Rivera” había estudiado solfeo y teoría, con el maestro Joaquín González, y armonía con el profesor Muñoz Boufantique. Algo después, progresaría enormemente, en sus conocimiento de armonía, con el maestro Vicente González Rubiera “Guyún”; contrapunto y forma, con Enrique Bellver y orquestación, con el maestro, Félix Guerrero.
Sus amplias relaciones con el compositor y guitarrista, Ñico Rojas, lo aproximan definitivamente, al movimiento del feeling, un estilo musical, influido por el jazz, y dispuesto en el contexto de la cancionistica cubana.
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