La CELAC y el derecho a la paz
14 de junio de 2013
|La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, integrada por los 33 países de Nuestra América, -la de Bolívar y Martí,- acaba de presentar una importante iniciativa ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que celebra su 23 sesión ordinaria en Ginebra, recogiendo por vez primera el sentir de ese numeroso conjunto de naciones en cuanto al más crucial de todos los problemas mundiales: el de la guerra y la paz.
Al decidirse a impulsar tal proyecto de resolución, la CELAC seguramente ha tenido en cuenta que América Latina y el Caribe, -que vive hoy un proceso de unión e integración como nunca antes,- es un amplio territorio caracterizado también en estos momentos por la ausencia de conflictos bélicos y amenazas del uso de la fuerza entre sus estados miembros, los cuales han decidido resolver pacíficamente por la vía del diálogo y la negociación las diferencias históricas o las que puedan surgir por las más diversas causas entre los países de la región.
Indudablemente que, apoyándose en la creación y en la acción de la CELAC, en menos de dos años América Latina y el Caribe sirven de positivo ejemplo al resto del mundo y plantean conjuntamente esta iniciativa de paz, que los grandes consorcios de medios de comunicación se encargarán de ocultar e intentar silenciar, pues, -obviamente,- entra en abierta contradicción con las políticas belicistas del Imperio y sus socios de la OTAN que esos medios sustentan y difunden.
El proyecto, presentado precisamente en momentos en que no cesan las guerras de agresión promovidas por las llamadas “potencias occidentales” que pretenden erigirse por la fuerza en gendarmes y saqueadores en cualquier región del mundo, coloca a los países de América Latina y el Caribe, – actuando de conjunto,- en una posición relevante en la lucha por la paz y, de hecho, marca una sustancial diferencia con los bloques agresivos, que son generalmente encabezados por Estados Unidos.
De este modo, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños rinde ya sus primeros frutos y busca así renovar el grupo de trabajo intergubernamental que fue establecido en 2012 con el mandato de negociar una declaración de la ONU en esta materia.
Al sostener que la codificación del derecho a la paz es condición fundamental para el disfrute de todos los derechos humanos los países de Nuestra América asumen, – mediante la CELAC- un activo papel dentro de la política mundial, convirtiéndose en abanderados de un proceso que resulta crucial para la humanidad toda y que, por supuesto, tendrá que enfrentarse a las maniobras, dilaciones y obstáculos que le colocarán en medio los imperialistas y todos los que medran con la agresión y la guerra en cualquier lugar de la Tierra.
Mantener la paz, incorporada a principios inviolables como la no-intervención, la autodeterminación y el respeto mutuo, es desde ahora una valiosa contribución de la CELAC al mundo.
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