Los Oficios en la restauración y conservación de los bienes patrimoniales

3 de febrero de 2023

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Maria Karla Villar Mora

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Cuba, Cultura, Gabinete de Conservación y Restauración, I Taller de Conservación y Restauración de Bienes Patrimoniales, Oficina del Historiador de La Habana, Patrimonio

Fotos: Ángel Rojas Cabrera y Maria Karla Villar

 

 

Las calles de La Habana siempre sorprenden. Por estos días, siendo consecuente con su nombre por agrupar antaño a quienes tenían el don de hacer con las manos, la calle de los Oficios del Centro Histórico habanero exhibió a los transeúntes las disímiles – y difíciles – labores para la rehabilitación y salvaguarda del patrimonio.
El I Taller de Conservación y Restauración de Bienes Patrimoniales acogió la iniciativa entre las actividades teóricas y demostrativas desarrolladas acerca de los bienes culturales, su diagnóstico, restauración, rehabilitación y conservación.

 

 

“Desde la década de los años 90 el Gabinete de Conservación y Restauración de la Dirección de Patrimonio hacía diferentes eventos que nucleaba a especialistas de toda Cuba sobre las técnicas de restauración tanto arqueológicas como históricas, incluso técnicas más contemporáneas de pinturas, y otras especialidades”, recordó Andy Gómez, especialista de los Museos Arqueológicos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH). “Este año fue diferente – continuó – porque no solo se realizó la parte teórica durante dos días, sino que también se mostró al público in situ cómo se hacen las tareas de restauración”.

 

 

Durante toda una jornada, a propósito del Día Internacional del Conservador y Restaurador, trabajadores de diferentes talleres que conforman esta institución demostraron en la calle sus labores cotidianas en la restauración de piezas patrimoniales, museables o no, de especialidades como: la cerámica, el vidrio, el papel, textiles, metales, relojería, luthería; entre otros.
La curiosidad de los transeúntes les hacía detener su paso, y acercarse a esclarecer alguna duda: ¿cómo se realiza la restauración de una pieza tan valiosa?

 

 

“Nosotros restauramos piezas provenientes de los diferentes Museos de la OHCH y de otras provincias. Cuando estas llegan a nuestro taller después de habérsele realizado la defectación y observados los daños que presenta, realizamos la intervención adecuada para cada soporte teniendo en cuenta la técnica y materiales convenientes por sus características, que sean afines y reversibles”, comentó a Habana Radio Nadieska Peña Díaz, especialista del Taller de Restauración de cerámica, mientras trabajaba junto a su colega Maribel López Aguilera en la reintegración de dos platos hallados durante las labores arqueológicas desarrolladas en el antiguo Convento de Santa Clara.

 

 

A su lado, resaltaba en otra mesa un reloj negro con números romanos, un diseño que nos remonta a la fabricación soviética del siglo XX. La pieza forma parte de una de las instituciones del Centro Histórico habanero que atesoran ejemplares de relojería antigua, entre los que destacan algunos GranDfather, y otras reliquias que marcan el tiempo.

 

 

“La Oficina del Historiador en sus museos tiene una gran colección de relojes antiguos. Aquí tenemos una pequeña muestra de las herramientas que se emplean para la restauración de la relojería antigua”, afirmó Jesús Rodríguez, restaurador y especialista en la materia. “Estos relojes al ser tan antiguos (incluso los hay hasta de 200 años de haber sido fabricados) no hay piezas de repuesto para ellos y si no podemos recuperar la original dañada tenemos que reconstruirla o fabricar una pieza idéntica a la que tenía, respetando los materiales originales con los que estaba hecho; no podemos cambiar nada, la originalidad hay que respetarla”, apuntó.

 

 

Para el profesional, esta particularidad es lo que más dificulta la labor de la restauración de relojes “porque hay que estudiar muy bien la pieza que se va a restaurar, sus características, le época en la que fue fabricado, si fue por un relojero específico. Es muy importante porque son piezas museables que, si no se puede recuperar la pieza original, al menos la que se haga debe ser una copia exacta para que conserven sus valores patrimoniales”.

 

 

Caminando entre la multitud, viendo inmiscuidos en sus trabajos con igual atención que un día cualquiera al interior de los talleres, Habana Radio descubrió entre estos héroes anónimos a Mercedes Linares Cepero, quien en sus manos ha tenido la misión de restaurar y conservar las banderas que se exhiben en los museos de la ciudad y otras muestras de textiles muy valiosas.

 

 

“Es uno de los soportes más delicados por lo que lleva paciencia, gusto y belleza en muchos casos. Vamos incorporando determinados materiales muy cuidadosamente dándole recomendaciones al conservador o a las personas que las velarán en la institución donde definitivamente va a estar para que esté bien preservado, para que perdure y sea de beneplácito de todo el público que aprecie esa pieza”, explicó Mercedes Linares.
Con sus manos ha tocado la sangre y la historia del pueblo cubano a través de sus banderas.

 

 

“Ha sido todo un privilegio trabajar en la Sala de las Banderas, lugar donde se guardan las de Cuba desde la primera. Las trabajamos con extremo cuidado porque muchas de ellas ya están bien deterioradas, han sido encapsuladas; es decir, han tenido tratamientos bien profundos. Pero ahí están. Tratamos siempre a través de los conservadores del Museo de la Ciudad en un trabajo multidisciplinar que realizamos, de hacerle su chequeo, de ir a ver su estado de conservación, y ante cualquier agresión o cosa que suceda, mantenemos la comunicación; precisamente de eso se trata, de esa dinámica que tiene que existir entre restauradores y conservadores y todo el personal técnico que trabaja en los museos, informándonos de cualquier alteración en los textiles por ser precisamente uno de los soportes más delicados. Todavía no nos hemos deshecho de ninguna bandera y así pensamos seguir”, declara con orgullo.

 

 

A partir de esta iniciativa, el público que al transitar por la calle habanera de los Oficios fijó su atención en estas personas, recordará por siempre la tranquilidad de su rostro y la inquietud de sus manos al detenerse ante una vidriera en cualquier museo del mundo.
“Es muy importante porque a veces nosotros estamos anónimos prácticamente, porque las personas van a los museos y ven las piezas pero no conocen este trabajo que se hace un esfuerzo grande, sobre todo de la OHCH, por mantener esas piezas en buen estado, porque por mucho que uno trate de cuidar, el tiempo es implacable y va provocando daños en la pieza. Y el trabajo que nosotros realizamos es para tratar de devolverle el mayor por ciento del estado original que tenía la pieza para que sea expositiva”, valoró Jesús Rodríguez.

 

 

La posibilidad de “ver un trabajo inédito que se queda solo dentro de las puertas de los laboratorios de restauración y conservación”, como expresó Andy Gómez, volverá a repetirse. La acogida de esta propuesta ha dejado abierta la convocatoria para regresar a la calle Oficios el próximo 27 de enero del 2024, para celebrar el Día Internacional del Conservador y Restaurador con la curiosidad y la voluntad crecida de salvar nuestro patrimonio, nuestra historia.