La radio como experiencia cultural: Habana Radio 24 años cumplidos

27 de enero de 2023

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Aniversario 24, Cuba, Cultura, Eusebio Leal Spengler, Habana Radio, Oficina del Historiador de La Habana

 

 

Conocer de las prácticas de la radio y sus procesos creativos no basta, si las intenciones y las emociones no se conjugan en un mismo sentido: educar, entretener y aprehender, brindando un espectáculo radial. Una de las máximas aspiraciones diarias de la emisora Habana Radio en estos 24 años de creada como portavoz del patrimonio cubano.

Podría asociarse lo que Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad pensó al fundarla el 28 de enero de 1999, una radio ensoñadora, capaz de promover una cosmovisión y conciencia por el universo de la historia, el patrimonio y la cultura. Y es que Habana Radio comenzó siendo una emisora local para luego ser parte de un predominio nacional.

 

 

Pese al amplio espectro de emisoras en el país, Habana Radio, se distingue en su ventana sonora por la diversidad cultural de una experiencia vivida y recreada en su programación. Sus programas buscan conectar a la audiencia con ese apasionado e inquieto juego, que se hace llamar “sonido para ver”. Allí precisamente en el imaginario más simbólico de la prosa en la imagen, donde es posible resignificar el contenido de la palabra, junto a la vanguardia artística y el relato profundamente hermoso. Tal como sucede en los espacios de la “Vitrola”, “Parece que fue como ayer”, “Vitrales”, “Catalejo”, “Cuba 460”, “El Fonógrafo”, “Ciudad en Red” y tantos otros.

 

 

En la emoción que nos puede producir una celebración con la simpatía a estos programas de la emisora, podrían citarse muchos nombres imprescindibles, notas al margen de un guion, más de una reunión de trabajo, transmisiones en vivo, encuentros con representantes diplomáticos, y hasta las más extensas secciones de la Feria Internacional del Libro, como de los espacios en la céntrica librería Fayad Jamis y las socorridas lecciones de aliento y reflexión; en fin, todo un agasajo de motivaciones destinadas al goce de lo maravilloso.

Así, su extendido universo de temas ha permitido continuar explorando sin reiteración en la semana, contenidos plurales sobre las más asombrosas cosmovisiones e inquietudes de la historia, la ciencia, el patrimonio y el arte, como también suele promoverse una parte de la producción cultural de nuestras villas patrimoniales. Aquellos espacios casi litúrgicos de antaño, donde los mitos, tradiciones y costumbres alcanzan una herencia particular.

 

 

Tal vez parezca demasiado candoroso hablar de la fascinación que nos produce su profecía autoral, pero es casi que una certeza, en la manera tan singular con que esta planta radial nos percibe como criollos insulares. Ese valor añadido en la ubicación geográfica y en nuestras gestualidades expresadas en el suceder del tiempo y su quimérica seducción popular.

En tal sentido, puede decirse de la capacidad de seducción, lo que también podría hacerse en el camino futurista de Habana Radio: una visión extensiva y referencial de la superación de su plataforma sonora, audiovisual y digital. Han transcurrido 24 años, y la sugerencia de tantos proyectos posibles invitan a la presencia de un diálogo mayor, el concepto de la multimedialidad.

 

 

 

Las obras radiales de este sugerente nicho destinado a la comunicación e información sobre el patrimonio cubano, dan fe de su novedad, rigor y trascendencia en otras latitudes de la galaxia Internet. Allí donde habita un moderno espectador que demanda ideales, emociones y contenidos tan sugerentes como competitivos.

Y es que en una época tan paradójica como la era digital, la radio sigue moviendo tendencias y pronósticos cada vez más proféticos a través del don de la palabra, como sugiere el acto de la fe. Quizás por ello, vuelvo a repasar en la memoria la exacerbada oratoria del maestro mayor: Eusebio Leal, ese ser formidable capaz de tomar el micrófono y dibujar en la escena radial la más enigmática imagen, como el más excitante de los sonidos, incluso hasta el más debatido pasaje de un libro. Si algo subyace como libertad interpretativa de estas ideas, es precisamente el pujante poder de seducción de todo lo que se puede llamar joven en la comunicación defendida por Leal, y en su relación más estrecha con la audiencia. Un ejemplo significativo extendido al diseño educativo de muchos programas, donde algunos de los más jóvenes y niños han tenido en la radio un medio para imaginar y crear lo inédito.

 

 

 

El hecho de la existencia de este atractivo proceso de modernización del lenguaje en los medios, alcanza sin dudas, una simpatizante capacidad de diálogo en Habana Radio. Esa suerte de vanguardismo cultural irradiado en el prestigio de su slogan como voz del patrimonio, donde el relato de la historia se provee de actualización, para convertirse en la posibilidad de una mayor interactividad, variedad y actualidad en el uso de su lenguaje y apelando a otras fuentes del saber en la esfera pública.

Bastaría revisar, la pródiga cuantía de material archivado en los fondos de la emisora, para percatarse de cuántas oportunidades y posibilidades creativas coexisten entre materiales de cinta, videos, entrevistas, publicaciones y fotografías, tan solo por citar, algunos de los tantos soportes existentes como fuentes documentales.

Por eso resulta tan perentorio, seguir el camino futuro de Habana Radio en su filosofía de Industria Cultural, sumando a sus sinergias el quehacer editorial del sello Boloña, la marca discográfica “La Ceiba”, su productora audiovisual, y los eventos que invitan a especialistas e instituciones a seguir repensando los escenarios de la comunicación y la publicidad. Esta última como una herramienta imprescindible en el diseño de una empresa de medios que busca la solvencia económica de sus propias demandas.

Tal vez, ellas podrían ser aspiraciones dentro del espectro nacional radiofónico, pero en el interior de la voz del patrimonio se muestran como un símbolo de osadía. Sería como otra manera de bordear el culto al rigor de la constancia de sus protagonistas que siguen contando historias para sus públicos.

Por eso tampoco deja de sorprender el hecho de otro rasgo descollante, la identidad de su colectivo, en la que artistas, locutores, especialistas, periodistas, y tantas otras voces anónimas, en estos 24 años de creada la emisora, alientan el camino de un futuro con perspectiva de oficio de luz.

Sin esa autenticidad, sin ese poder de iniciativa individual y colectiva esta conciencia de madurez alcanzada sería imposible de contar entre el sonido y la imagen. Los actores de la comunicación de Habana Radio no son cosa del pasado, ni del presente, sencillamente son la evidencia más auténtica de una lección aprehendida en la ética y la virtud de hacer. Esa que lleva un nombre único: Leal.