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Un año de avances para el multilateralismo

31 de diciembre de 2022

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El año que concluye resultó sin dudas de avances importantes para el multilateralismo en el escenario mundial, donde el poder y control hegemónico de las llamadas hasta hoy “potencias occidentales” se vio menguado desde diversos ángulos y su fuerza aparente disminuyó en las diferentes regiones del mundo donde intentaron preservar o incluso aumentar su declinante influencia. Las desesperadas e inútiles sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia, con motivo del conflicto ruso-ucraniano que el incumplimiento de los acuerdos de Minsk y el golpe de estado en Kiev engendraron con toda intención, trajeron como consecuencia una clara expresión del multilateralismo: las sanciones anti rusas no fueron seguidas por ningún otro país del mundo, salvo unos poquísimos gobiernos de alma mercenaria y servil.

Puede afirmarse que el mundo ignoró y rechazó las brutales presiones del imperio yanqui, negándose a marchar arrastrado por los intereses del actual gobierno de Washington y solo las ex metrópolis europeas siguieron ese curso abonado que lamentan, en medio del crudo invierno y la crisis energética ante la falta del petróleo y el gas rusos, que ahora reciben y pagan al otro lado del Atlántico. Fue el peor negocio que jamás hicieron.

En el Medio Oriente y el Asia-Pacífico las cosas no fueron mejores para el imperio y sus socios; allí se observaron aún con más claridad los avances del multilateralismo y fracasaron estruendosamente las políticas anti chinas engendradas por Trump y continuadas por Biden, síntoma de que los países de ambas regiones -incluidos Arabia Saudita y los países del Golfo- no se sienten ya dependientes de las decisiones foráneas y reivindican sus políticas autónomas.

Turquía e Irán, India y Vietnam emergen como potencias regionales, mientras África no se deja confundir ni engañar por sus antiguos amos y quienes aspiran a serlo -como Estados Unidos- y ante difíciles coyunturas políticas y económicas de sus jóvenes naciones marchan hacia adelante y consolidan su rumbo independiente Sudáfrica, Angola, Argelia, Ghana o Namibia, por solo mencionar algunos.

Es en América Latina y el Caribe, antiguo “patio trasero” yanqui, donde los pasos hacia el multilateralismo han sido más vertiginosos y hoy son ostensiblemente más activos y representativos los gobiernos progresistas, populares y de izquierda, en buena parte de esos países que un día el imperio yanqui exhibió como sus neocolonias servidoras y serviciales.

Se avizora para 2023 que tal situación se profundice y extienda, a pesar de los riesgos y los peligros que ello entraña si el imperio y sus socios se vieran en un callejón sin salida. Ante una grave perspectiva de ese tipo y para sortearla con éxito y para bien de la humanidad se demanda hoy, más que nunca antes, una diplomacia y una política de unidad en la diversidad, cooperación, integración y solidaridad.

Unas Naciones Unidas reformadas y actualizadas -a pesar de sus limitaciones, compromisos y achaques de hoy- pudieran ser ese escenario.

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