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Luis Ángel Firpo

12 de septiembre de 2022

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En mayo de 1923 existe en La Habana un enorme revuelo ante la llegada del llamado Toro de las Pampas, Luis Ángel Firpo, cuya popularidad es grande entre los seguidores del boxeo en Cuba.

El arribo ocurre el 26 de mayo, en el vapor Miami, procedente de Key West. El argentino viste traje casimir oscuro, sombrero tirolés, corbata azul, el calzado es corte bajo. De no tratarse de un hombretón de talla fuera de lo común pudiera tomársele por un próspero y algo exótico comerciante.

En la tarde del domingo 10 de junio se celebra el combate en que hasta los menos conocedores apuestan por el sudamericano. Un testigo cuenta lo que vio.

“Se da comienzo al segundo round y Firpo va en la busca de Herman y se decide a castigar descargando dos golpes combinados de izquierda y derecha sobre la quijada y cabeza de Jack Herman, que no puede soportar aquello y se derrumba de espaldas sobre el encerado. Lo levantan, lo arrastran a su esquina y allí le aplican lo necesario para revivirlo”.

La pelea duró los tres minutos del primer asalto y 20 segundos del siguiente. Y aunque el desenlace es rápido, la muchedumbre se marcha satisfecha.

El popular Toro de las Pampas deja una estela de simpatía, incrementada poco después por la publicidad en torno a su pelea con Jack Dempsey, por la faja mundial.

Sea o no amante del boxeo, seguramente recordará la foto que describo, porque es muy conocida: dos mastodontes humanos sobre el ring. Uno, el que parece de menor estatura, ha conectado un golpe descomunal y el otro sale proyectado por sobre las cuerdas, hasta caer encima de los espectadores.

La escena recorrió el mundo y tuvo lugar el 14 de septiembre de 1923, en Polo Grounds, Nueva York. El púgil que voló sobre las cuerdas es nada menos que Jack Dempsey, campeón mundial de peso máximo, quien ayudado por los espectadores del ringside —algo absolutamente fuera del reglamento— vuelve al cuadrilátero, se recupera y pone fuera de combate a su oponente, el retador argentino Luis Ángel Firpo.

Aquella noche, para frustración de millones de cubanos y de latinoamericanos, y ante un Dempsey tomado de la mano por la buena suerte, se esfumaron las ilusiones de victoria de la Esperanza Latina. Luis Ángel Firpo nació en 1894 y murió en Buenos Aires en 1960, a los 66 años. Se le considera el padre del boxeo profesional argentino y una de sus grandes leyendas. Ya hoy pocos recuerdan que boxeó en La Habana.

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