Sorprendente augurio en Chile
2 de septiembre de 2022
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Chile, que este domingo 4 de septiembre, está convocado a las urnas en un plebiscito para adoptar una nueva Constitución, se debate, en las últimas jornadas previas entre un 46 y un 50 % de quienes se oponen a una nueva Carta Magna, según la última encuesta.
Sorprendente augurio, sin lugar a dudas. Resulta muy complicado aceptar que 42 años después de aquel 11 de septiembre de 1980 en que la dictadura de Augusto Pinochet estableció una Constitución, calificada por muchos como fraudulenta, todavía hoy exista una mayoría que prefiera mantenerla.
Las encuestas demuestran una tendencia favorable al rechazo, mientras que el presidente de Chile, Gabriel Boric, reveló que, si la mayoría ciudadana rechaza la propuesta de una nueva Constitución en el plebiscito del próximo domingo, su Gobierno impulsará otro proceso constituyente a partir de cero, incluida la elección de 155 convencionales, de acuerdo con reportes de RT.
No obstante, un fracaso del sí a la nueva Constitución, es considerado como un hecho insólito que evidenciaría un escenario de mayores incertidumbres para un gobierno que se propone cambios sustanciales en la nación sudamericana.
El presidente Boric ha sido enfático en que tanto el «Apruebo» como el «Rechazo» eran opciones válidas y que el Gobierno pensaría en alternativas una vez que los ciudadanos se manifestaran. Pero los tiempos se adelantaron y ya reconoció que hay un plan B, refiere un despacho de RT.
También explicó el mandatario que ya el pueblo votó que quería una nueva Constitución escrita por un organismo especialmente electo para ese fin, por lo tanto, de ganar la alternativa «Rechazo«,, «vamos a tener que prolongar este proceso por un año y medio más, va a tener que discutirse todo de nuevo a partir de cero», afirmó.
La oposición chilena ha emprendido una campaña mediática contra la opción de aprobar la nueva Constitución, tratando de desvirtuar su contenido inclusivo de beneficio popular.
En Chile, una gran oligarquía, asentada con el sustento de una casta militar aún con secuelas del favoritismo brindado por Pinochet y las leyes y mecanismos legales creados a su favor, pondrá todo su poder en función de que no se aprueba una nueva Constitución que, necesariamente, avalaría un proceso de cambios sociales como exige y necesita la población chilena.
En tal sentido, la derecha y ultraderecha chilena —no descartables por cierto— plantean como opción el no aprobar la nueva Constitución, mantener la Carta Magna actual, y, en todo caso, cambiar algunos contenidos de la misma.
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