José Martí y la gran significación que tuvo la poesía en su vida
12 de agosto de 2022
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Una de las facetas más significativas de José Martí es la de haber sido un gran poeta. Desde que era un adolescente encontró en la poesía una vía adecuada para reflejar sus vivencias, sueños y sus conceptos acerca de distintos temas. Pero a su vez en la poesía y también en las cartas y trabajos periodísticos que elaboró halló una vía para detallar lo que pensaba acerca de su propia obra creadora.
En una carta dirigida a José Joaquín Palma, que se publica después como introducción al libro de poesías de este creador, que fuera editado en Tegucigalpa, Honduras, en 1882, con elocuentes frases definió la trascendencia que le atribuyera a la poesía, al manifestar: “Gustan los pobres peregrinos de oír cerca de sí, en la larguísima jornada, rumor del árbol lejano, canción del propio mar, ruido del patrio río. ¡Bien hayan siempre los versos, hijos de recuerdo, creadores de la esperanza! ¡Bien hayan siempre los poetas, que en medio a tanta humana realidad anuncian y prometen la venidera realidad divina!”
También en la citada carta Martí precisó que hay versos que se hacen en el cerebro, y que estos se quiebran sobre el alma, la hieren, pero no la penetran y añadió que hay otros que se hacen el corazón, de él salen y a él se van.
Martí definió además que tipo de construcciones poéticas eran sus preferidas. Por ejemplo en la carta que le dirigió a José Joaquín Palma, él destacó: “Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava.”
Y en la introducción de sus Versos Libres, poemas creados por él fundamentalmente en los años iniciales de la década del ochenta en el siglo diecinueve y que fueron publicados varios lustros después de su muerte, también había detallado cuáles debían ser las características de los poemas.
Precisó: “El verso ha de ser como una espada reluciente, que deje a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas.”
Martí concibió la poesía con un sentido utilitario. Lo más importante para él no era crear poemas por tan solo el placer que ello proporciona sino darle un sentido, una utilidad a la obra poética como tal.
Precisamente en uno de los trabajos publicados en la revista La Edad de Oro llegó a señalar: “Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías y luz en el cielo, y amigos y madres.”
Martí consideró a la poesía como el lenguaje de la belleza, como algo que besa en el corazón de cada ser humano. Esto lo patentizó en un trabajo titulado Poesía Dramática que publicó el 25 de febrero de 1878 en Guatemala.
E igualmente en sus Versos Sencillos, obra en la que calificó a sus versos como un monte de espumas ó sencillamente como un abanico de plumas, manifestó que su verso era de un verde claro y de un jazmín encendido y estableció un paralelismo con un ciervo herido que busca en el monte amparo.
Y en la parte final del quinto de sus Versos Sencillos señaló Martí con particular énfasis:
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
Expuso además el gran respeto y amor que sintiera por sus poemas al detallar en la parte final del último de los Versos Sencillos:
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?
¡Verso, nos hablan de un dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!
En el transcurso de su breve pero fecunda existencia Martí logró publicar dos libros de poesía. El primero fue el titulado Ismaelillo, integrado por un grupo de poemas que dedicó especialmente a su hijo José Francisco, quién había nacido en La Habana el 22 de noviembre de 1878.
En 1891 se publicó además su libro identificado como Versos Sencillos que había elaborado el año anterior cuando se hallaba en una zona rural de los Estados Unidos reponiéndose de problemas de salud que confrontaba.
Más allá de los dos libros citados, José Martí igualmente elaboró otra gran cantidad de poemas significativos.
Acerca de la labor de José Martí han hecho referencia destacados creadores e investigadores, entre ellos el poeta y ensayista Ángel Augier.
Precisamente en su libro Acción y poesía en José Martí, editado por el Centro de Estudios Martianos, en 1980 y reeditado por Letras Cubanas dos años después, Augier señaló al referirse a la labor poética de José Martí y de modo muy especial a sus Versos Sencillos: “¡Como no habría de dar la savia de sus arterías turbulentas quién era capaz de temblar “de pasión por los que gimen”! Su verso no pudo ser nunca sino como el latir incontenible de su organismo vibrante y encendido. Vida y poesía, ya lo hemos dicho, no eran en él –ni pueden serlo en ningún verdadero poeta- términos antitéticos, sino todo lo contrario. La sangre de la Verdad circula por esta maravillosa lengua de poeta, y nos salpica en cada estrofa. Le florece el verso cargado de penas muy suyas, pero él quisiera aplazarlas hasta después de plasmar su obra de libertad y de justicia, porque le quema y le sacude la pena universal del hombre…
“De esta honda calidad humana son los Versos sencillos: cada uno de ellos nos pone en contacto con un aspecto diverso del hombre-poeta, y es tal la capacidad de sugerencias de esta poesía, que cada redondilla puede admitir –y más que admitirlo, exige-, el comentario entusiasta y esclarecedor.
Poesía de siempre y para siempre es la de los Versos sencillos; pero cargada, en su época, de poderoso impulso renovador –como de color y perfume la flor de amanecer.”
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