ribbon

Petro victorioso tiende la mano

20 de junio de 2022

|

 

Tal como afirmáramos en este mismo espacio hace poco más de dos semanas, Colombia había llegado a una inevitable encrucijada tras más de doscientos años de poder oligárquico, explotador y criminal donde no han faltado las guerras civiles, los golpes de estado, los fraudes electorales, las protestas masivas, el narcotráfico, los asesinatos políticos y acontecimientos trágicos que aún se rememoran como el “bogotazo de 1948”.

A esa triste historia seguramente se refería el candidato presidencial ganador de estos comicios, Gustavo Petro, cuando en sus esclarecedoras palabras de agradecimiento electoral reiteró que -una vez en el poder encabezando la coalición de partidos progresistas y de izquierda junto a las organizaciones sociales y populares del más diverso carácter- “sería el presidente de la paz” y a la búsqueda de la paz y el cumplimiento de los Acuerdos de Paz vigentes y escamoteados y burlados por el régimen Uribe-Duque, se encaminarían los esfuerzos fundamentales del Pacto Histórico.

Es unánime la coincidencia entre observadores y analistas de todo tipo que la victoria alcanzada por ese Pacto responde a la creciente necesidad de cambios positivos y en sentido de progreso y beneficio popular que buscan las masas colombianas desde hace mucho tiempo y ahora han tenido la oportunidad de expresar. Un preludio de la debacle oligárquica fueron las masivas protestas callejeras del año pasado y la larga lista de masacres, asesinatos y desapariciones impunes que desde entonces se acrecentaron.

Ahogar en sangre las protestas y reclamos de sectores cada vez más amplios de esa sociedad fue la respuesta miope y criminal de los representantes insaciables de la vieja oligarquía, -acostumbrada a actuar así durante más de dos siglos,- en cuyo nombre actúa hoy el binomio Uribe-Duque, principales socios, aliados y servidores del gobierno imperialista de Estados Unidos, que también forma parte de la lista de los grandes derrotados del 19 de junio.

El secretario de Estado yanqui, Brinkle emitió esa misma noche un breve mensaje en el que desnuda sus perversas intenciones para el futuro, asegurando hipócritamente que las relaciones con Colombia se mantendrán “estables”, como hasta ahora.

En ese sentido, el presidente Petro se encargó de ratificar su vocación latinoamericanista de integración y unidad sin exclusiones, de amistad, relaciones y respeto con todas y cada una de las naciones hermanas y vecinas.  La utilización de Colombia como base para las agresiones y sucias maniobras contra la vecina Venezuela parece haber llegado a su fin a partir de este momento.

El nuevo mandatario colombiano, -que a lo largo de su vida política ha mostrado una elevada capacidad de estadista y hábil dirigente político desde todas las posiciones que ha ocupado,- culminó el día de la victoria con palabras sencillas a su pueblo, llenas de humildad y de buen juicio porque respondieron a los anhelos de paz y justicia social, haciendo posible este cambio histórico para los destinos de ese país y de América Latina y el Caribe en su conjunto.

Como dijo la vicepresidenta Francia Márquez, será el mejor homenaje y el mayor agradecimiento a los miles que dieron su vida por llegar hasta aquí.

Comentarios