Francia. Resultado esperado pero sorprendente
28 de abril de 2022
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Los resultados de la segunda vuelta electoral de las presidenciales francesas se comportaron, más o menos, según lo esperado por las encuestas más recientes y los observadores y analistas más certeros, aunque no pocas habían también considerado la posibilidad de una diferencia más estrecha entre el ganador Macron y la derrotada Le Pen, que experimentó así su tercer fracaso sucesivo en la aspiración y ahora puede ver ensombrecido su liderazgo dentro de la extrema derecha.
Ambos aumentaron su caudal electoral respecto a la primera vuelta, sin embargo Le Pen lo hizo en menor proporción que su rival y en esta diferencia se basó la posibilidad en la victoria de Macron, quién de todos modos recibió una menor votación que en 2017, lo cual era de esperar teniendo en cuenta el desgaste y las frustraciones de su gobierno neoliberal y los numerosos conflictos sociales que engendró.
Los análisis posteriores a la justa coinciden generalmente en que la diferencia con la cual el actual presidente sobrepasó a la aspirante de la extrema derrcha, tiene que ver en burna medida connlos sufragios que depositaron a su favor los votantes de izquierda, que en primera vuelta lo habían hecho en favor del candidato de la coalíción de izquierdas Francia Insumisa, a los cuales el candidato Melenchon -que en esa vuelta inicial logró poco más del 20 por ciento-, llamó a votar por Macron y así frenar el peligro de una posible victoria de Le Pen, quién se presentó en su campaña con in discurso suavizado y atractivo.
La abstención electoral fue relativamente alta, aunque en otras ocasiones fue mayor. Para los votantes de la izquierda no era fácil la opción entre la derecha neoliberal atlantista y la extrema derecha con tintes fascistoides y muchos decidieron abstenerse de concurrir y otros anularon sus boletas.
A una izquierda tan fragmentada y plural no le era fácil capitalizar el descontento popular y el creciente malestar social, pues adoleció de un programa único con un lenguaje transformador claro y entusiasta que podía haberla llevado a la segunda vuelta. No obstante, Melenchon logró colocarse en un tercer lugar y Francia Insumisa como la tercera fuerza electoral del país, lo cual no es poca cosa.
Faltan ahora las cercanas elecciones parlamentarias que, en las condiciones de la Constitución francesa, tienen gran importancia pues la correlación de fuerzas congresionales es la que determina la composición del gobierno y decide la elección del Primer Ministro. En este caso, los votos que sirvieron a Macron para marcar la diferencia respecto a Le Pen ya no acompañarían a los candidatos de su coalición de derecha, pues retornarían a su fuente original y ello pudiera traer como consecuencia un cerrado equilibrio parlamentario.
Se hizo evidente en esta elección que, a pesar de todos los retrocesos y conflictos sociales que incluyen notables medidas neoliberales y reducciones del nivel de vida y salarial de la población, la impronta republicana sigue prevaleciendo en el país galo y no por gusto el rechazo a Le Pen se hizo sentir una vez más, lo cual a fin de cuentas también benefició al candidato ganador.
Que el candidato de derecha fuera finalmente elegido con votos de la izquierda no deja de ser esperanzador pero es, sobre todo, sorprendente.
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