Lasso en la cuerda floja
2 de abril de 2022
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Muy contento Lasso de ser uno de los preferidos de Estados Unidos, algo que necesita mucho en estos momentos en que está pasando “las de Caín”, por el divorcio con la Asamblea Nacional, donde está en minoría, la cual rechazó y archivó su ambiciosa propuesta de incrementar la privatización del país, entregando la soberanía a las trasnacionales, principalmente, por supuesto, a las norteamericanas.
Así, su gobierno ha sido el latinoamericano que más tajantemente ha rechazado y condenado la operación militar de Rusia en Ucrania, que se suma en sus renovados ataques al Gobierno Bolivariano, prometido refugio seguro a quienes emigren de Venezuela y combatir las violaciones de los derechos humanos y la corrupción, capítulos en que su régimen está muy mal parado, con el aumento de la violencia policial, penas de prisión a simples manifestantes antigubernamentales y desatender los constantes motines carcelarios que han causado centenares de víctimas mortales inmersas en un ambiente de promiscuidad, chantaje y desatención alimentaria y sanitaria.
La tapa al pomo de esta mala pantomima la puso también el gobierno de Estados Unidos, cuando reconoció el “liderazgo regional” de Ecuador a la hora de hacer frente a la crisis climática y la promoción de la conservación ecológica, y prometió que serán reforzados los lazos económicos y de seguridad entre ambos países.
Algo que EE.UU obvia, todos conocen y no se hecho nada judicial al respecto, es que el millonario banquero tuvo 14 cuentas en paraísos fiscales, con el fin de no pagar impuestos, así como que en el 2017 ofreció dos millones de dólares, supuestamente rechazados, al propietario de la encuestadora CEDATOS para que ofreciera una versión en la que le daba amplia ventaja frente al entonces candidato correísta Lenín Moreno, posteriormente ganador de las presidenciales, traidor a su partido e ideas, para seguir derroteros conservadores, en los que el propio Lasso intervino.
Pero no creo que por mucho apoyo económico imperial que reciba, el gobierno de Guillermo Las podrá sobrevivir con la constante deserción de sus ministros y hasta del portavoz presidencial que no concuerdan con sus políticas, y más cuando se dispone a gobernar por decretos, medidas y otras disposiciones similares, al rechazar el legislativo el ya mencionado programa económico, liderado incluso por congresistas de partidos que lo apoyaron contra el correismo, lo cual le valió acceder a la presidencia, luego de dos anteriores fracasos.
DIFÍCIL
Subrayo: por mucho apoyo económico que no da gratis cualquier ente económico imperial, es muy difícil que Lasso pueda sobrevivir con decretos, medidas u otras formas, divorciado de un legislativo donde su partido es minoría, sus antiguos apoyos lo detestan por incumplimiento y la casi totalidad rechaza el proyecto de ley que es clave de su mandato, mediante el cual entrega las empresas públicas a manos privadas, con el fin, dice, recibir 30 000 millones de dólares en inversiones y crear dos millones de empleos, lo cual ha sido desmentido por opositores y anteriores apoyos.
Tras poder ejercer algún control sobre la epidemia del COVID-19, no ha cumplido sus promesas de la campaña electoral contraídas con el fin de buscar aliados, entre ellos dirigentes indígenas para buscar, y lograr, el voto aborigen.
Lasso, claro, es defensor de cualquier vínculo con los gropos empresariales e instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, pero ello no le ha podido sacar las castañas del fuego, ante movilizaciones y huelgas de obreros, campesinos y estudiantes, así como de la engañada masa indígena.
Guillermo Lasso no ha podido, pienso que no podrá y creo que él sabe que no puede enfrentar la herencia de Lenin Moreno sólo paliada momentáneamente en la crisis de la salud, ocasionada por la pandemia del coronavirus, atendida con absoluta ineficacia y corrupción; la económica, la más seria que ha tenido el país en cuatro décadas (de acuerdo con los datos estadísticos, los estudios nacionales y los informes de los organismos internacionales); con el agravamiento del desempleo, el subempleo y la pobreza; la de las funciones e instituciones del Estado, cuya credibilidad, legitimidad y organización están derrumbadas.
Si la presidencia hubiera sido ganada por el correista Andrés Arauz, la crisis dejada por Lenín Moreno sería un reto, un desafío, debido a la magnitud de la misma. Para Lasso es una ocasión más para seguir usufructuando los recursos del Estado, sin importar la mayoría de las clases más empobrecidas.
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