El Cruceiro en la calle Oficios y Lamparilla

8 de febrero de 2022

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Zenaida Iglesias Sánchez

 

 

Si caminamos por la calle de los Oficios, para llegar a la plaza de San Francisco, sale a nuestro encuentro el Cruceiro de la Habana. Hermoso elemento escultórico llama la atención del caminante que se detiene a contemplarlo, preguntándose no pocos su significado.

Indagando un poco en el tema, se sabe que es considerado uno de los elementos característicos de la iconografía gallega. Se compone de una cruz de piedra, que señala la encrucijada de los caminos; aunque también se pueden encontrar en los atrios de las iglesias. Sin embargo, poco se conoce de su origen y todavía se discute sobre su significado.

 

 

Se encuentran distribuidos por diferentes zonas de la Península Ibérica, atribuyéndose a la cristianización de lugares de incertidumbres, para bendecir los caminos y hasta se le imputan rituales de sanación para el cuerpo y el espíritu.

Aunque su tipología es variada, se componen fundamentalmente de tres partes según afirman los estudiosos del tema: base, vara y cruz. Por su gran variedad, pueden verse adoptando formas muy sencillas y en ocasiones, como valiosísimas piezas escultóricas por el labrado de la piedra.

 

 

Nuestro apuesto cruceiro gallego se levantó en la plaza centenaria, a pocos pasos de la bahía habanera que tanto trasiego de embarcaciones y viajeros ha observado a través del tiempo. La pieza escultórica fue donada por el señor Manuel Fraga Iribarne, Presidente de la Junta de Galicia y se recuerda a los alumnos de la Escuela Taller de La Habana y los trabajadores de la Empresa de Monumentos de la Oficina del Historiador, levantando pieza por pieza la magnífica escultura religiosa construida por los canteros de Pontevedra, a inicios de este siglo XXI.

 

 

El lugar donde se ubicó, estuvo ocupado años atrás por una pequeña isleta donde se ubicó una parada de ómnibus que deslucía la perspectiva de este sitio cuando estaba abierto al tráfico vehicular. Luego de los trabajos de restauración las calles se hicieron peatonales, se realizó un nuevo diseño de pavimentación que realzó el espacio y en el cruce de las calles Oficios y Lamparilla se levantó el Cruceiro.

 

 

Sirva también de homenaje de recordación a nuestros abuelos y antepasados que, llegados desde Galicia, arribaron a este puerto y se adentraron en nuestra ciudad por estas mismas calles, para ellos desconocidas y en busca de un sueño, donde después formaron familia que se quedaron para siempre.