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Dos miradas al petróleo venezolano

16 de mayo de 2013

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En una ocasión el entonces presidente venezolano, Comandante Hugo Chávez Frías, afirmó que “queremos que el petróleo venezolano sirva para la paz y para el amor, para sacar de la miseria a tanta gente”.
Esas palabras, en mi opinión, pueden resumir el por qué de la ambición de la oligarquía local y los intereses de Washington, que lo han apostado TODO y lo siguen apostando, al derrumbe de la Revolución Bolivariana que ha persistido en llevar a la realidad la idea de Chávez y no solo localmente, sino en el contexto latinoamericano, caribeño y mundial.
También el Comandante Presidente había dicho que “el petróleo hasta ahora ha sido un arma para dominar a los pueblos. Nosotros planteamos el petróleo como arma para liberarlos”.
Y en esa dirección enrumbó  su indetenible cause que, con el petróleo  en manos del pueblo, ha podido desarrollar las llamadas Misiones, todas en beneficio de los ciudadanos más desposeídos. Gracias a esa visión de Chávez hoy existen las Misiones Ribas, Barrio Adentro, Milagro, Robinson y Vivienda Venezuela, entre otras.
Son decenas de miles de “hijos de la Patria” los que han salvado sus vidas en Barrio Adentro. Millones los que gracias a la Misión Milagro no han perdido su visión.  Pudo Venezuela declararse Territorio Libre de Analfabetismo y ser reconocida como tal por la UNESCO y decenas de miles de personas humildes han recibido su vivienda, entre otros logros.
Incluso, en el mismo desarrollo de las inversiones sociales, si en el año  2001  el petróleo aportaba 34 millones de dólares en proyectos u obras con ese destino, ya en el 2012, la actual PDVSA destinó un monto de 174 746 millones de dólares.
Hoy Venezuela es otra, la Revolución bolivariana ha removido los más profundos cimientos en los que se sustentaba la oligarquía criolla y las transnacionales petroleras.
A la vez, el país no solo piensa en un presente  mejor para su población, sino que trabaja en una obra perdurable, de futuro, y a sabiendas de ello la exploración de las verdaderas riquezas petroleras es aspecto priorizado.
Producto se esa concepción chavista que tiene continuidad con el gobierno del presidente Maduro, las reservas probadas de crudo, han ascendido un 285 por ciento entre los años 2005 y 2011.
Hoy los proyectos de inversiones se hacen con países amigos y no a través de transnacionales norteamericanas y europeas, las que durante años saquearon al país suramericano.
La decisión de convertir al petróleo en un verdadero motor de impulso a la obra bolivariana y de que su exploración, explotación y comercialización sea nacional a través de la nueva PDVSA, ha permitido ahorrar al país no menos de 31 000 millones de dólares y se han obtenido unos 5 800 millones de dólares anuales de ingresos adicionales.
Actualmente Venezuela se queda con el 94 por ciento de cada dólar generado por las empresas mixtas, algo que en el pasado se comportaba en un 57 por ciento de ganancias para el sector privado y solo un 43 por ciento para el Estado.
Esa obra es la que quieren destruir los oligarcas aupados desde Estados Unidos, apoyados en el poder mediático a su servicio.
Con la mirada fija en el petróleo venezolano los líderes de la oposición venezolana acuden a la violencia, al acaparamiento para crear descontento en los pobladores, al sabotaje y otras vías a la que se dedica bastante dinero.
El plan desestabilizador tiene un padrino en el gobierno de Washington y una retaguardia adinerada en Miami, refugio de narcotraficantes, terroristas, prófugos de la justicia y ex dueños del petróleo venezolano.
Ese es y será el gran reto de los continuadores de la obra de Chávez, uniendo cada día a mayor cantidad de ciudadanos en una empresa tan humana, única garantía para los que nunca tuvieron nada porque patronos, oligarcas, burgueses y trasnacionales se lo quitaban.

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