Cintio Vitier: martiano de obra y corazón
24 de septiembre de 2021
|El centenario del nacimiento de Cintio Vitier el 25 de septiembre de 1921 en Cayo Hueso, Estados Unidos, es ocasión propicia para revisar los puntos esenciales aportados por este destacado estudioso de la cultura cubana y en particular de su amplia obra de estudio en torno a José Martí.
De su padre, Medardo Vitier, siempre interesado por el pensamiento cubano y autor de “Martí, estudio integral”, título que nos indica su enfoque aglutinador en torno al Maestro, vino para Cintio el impulso para el examen de la filosofía y el pensamiento cubano en general, lo cual siempre acompañó su labor de creación literaria en la poesía, el ensayo y, ya en su madurez, en la narrativa. Además de ser valorado con justeza como personalidad significativa de las letras cubanas, es necesario destacar dentro de su laboreo intelectual su dedicación al estudio de los escritos y las ideas de Martí, de aportes imprescindibles en el campo de estudios acerca de Maestro.
Ya desde su libro “Lo cubano en la poesía” (1958) se puede apreciar cómo iban marchando en paralelo sus dos grandes líneas de investigación: las letras y la cultura cubanas junto a la obra martiana. A partir de entonces fue creciendo su examen —siempre con Fina García Marruz, su esposa, a su lado— de distintos ángulos del quehacer martiano como su poesía, elementos de su pensar, su epistolario, sus cualidades de ensayista singular, sus crónicas acerca de Estados Unidos y de asuntos europeos, estudios en su mayoría reunidos en los tres tomos titulados “Temas martianos”.
Esa dedicación a Martí alcanzó altura significativa al crearse en la Biblioteca Nacional la Sala Martí a la que nos sentimos convocados quienes indagábamos acerca del Maestro como también nos abrieron espacio en el “Anuario Martiano”, dirigido por Cintio. Él y Fina más tarde fueron fundadores del Centro de Estudios Martianos y ambos impulsaron dos tareas hermosas: los “Cuadernos Martianos” con textos del Maestro compilados de acuerdo a los diferentes niveles de la enseñanza y la edición crítica de las “Obras completas” de Martí, magno proyecto iniciado por ellos.
Llamo la atención respecto a que la obra martiana de Vitier no fue solo estudiar, escribir y brindar conferencias sino que ella abarcó, además, abrir caminos para aumentar la conciencia martiana entre los cubanos. Y un pequeño libro no puede ser olvidado. “Ese sol del mundo moral (Para una historia de la eticidad cubana)”, cuya espina dorsal, como indica desde su título, son las ideas y la ejecutoria del Maestro. Por todo esto, cada vez más, a pesar de las incomprensiones de algunos en ciertos momentos, Cintio Vitier —con Fina, desde luego— ha sido estimado como uno de los principales estudiosos de Martí y recibió hasta el merecido reconocimiento de la Orden José Martí, la principal distinción del estado cubano.
Estoy convencido de que no solo entendió como pocos la hondura y solidez de la obra escrita de Martí sino que este moldeo su conducta personal e hizo de él un ejemplo moral en la vida intelectual de Cuba. José Martí lo estimaría como un discípulo.
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