Mujeres en el arte: diálogo en torno a un aniversario

9 de septiembre de 2021

|

Thays Roque Arce

|

Cuba, Cultura, Habana: Espacios Creativos, Mujeres en el arte, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana

 

 

Una jornada dedicada a la mujer marcó las sesiones del Coloquio “Pensar la cultura desde la comunidad” de este miércoles 8 de septiembre. La última actividad del día volvió a los recintos del centro Habana Espacios Creativos para analizar el papel de la mujer como objeto de representación y como sujeto que representa en la historia de las artes plásticas.

El Panel “Mujeres en el arte” contó con las brillantes ponencias de Maikel Rodríguez Calviño, Máster en Historia del Arte, y las Licenciadas Liritza López Gómez y Surisday Reyes, Especialista de Gestión Cultural y Directora del Museo de la Cerámica Contemporánea, respectivamente.

 

 

Rodríguez Calviño, quien también es periodista, narrador y crítico de arte fue el encargado de “romper el hielo” con la charla “Mujeres, arte y representación. Una fugaz mirada desde la Historia del Arte”, en la cual detalló cómo los hombres que dominaron el quehacer artístico desde las primeras manifestaciones pictóricas se encargaron de representar una visión idealizada de la feminidad que ha trascendido el escenario artístico, e incluso hoy, es parte de la construcción social en torno al género femenino.

“La historia del arte como ejercicio de dominación patriarcal” que ha mantenido al margen a creadoras, ha cosificado y enajenado el cuerpo femenino, y encasillado los patrones de representación de la mujer en torno a roles como el de madre, cuidadora, esposa, o, por el contrario, los de mujer fatídica, pecaminosa, sensual, tentadora.

 

 

Desde las interpretaciones de la diosa Venus de Lucas Cranach El Viejo, Botticelli y Boguereau, hasta la obra autorreferencial y descolonizadora de artistas cubanas contemporáneas como Cirenaica Moreira, Ailén Maleta o Katiuska Saavedra, Maikel Rodríguez Calviño ofreció una reveladora conferencia llena ejemplos y referencias a los cuales pocas veces damos una lectura crítica o desde un enfoque de género.

Cómo admiramos acríticamente a la mujer en imágenes mitológicas, pasajes históricos o alegorías religiosas. Cómo la representación de la belleza que se hace de ella se asocia con la vanidad, el pecado, y su personalidad a lo errático y el desorden.

Cómo a través de la Virgen María se sedimentan patrones de género asociados a la maternidad que trascienden casi todos los estilos pictóricos; la mujer como fuente nutricia, dadora de alimentos, la lactancia en evocaciones marianas. Cómo, en clave alegórica, a través de ella se alude a la naturaleza, a los sentidos y al misticismo; y cómo en torno a todas estas lecturas, se le comunica a la mujer espectadora que debe circunscribirse a esos roles que complementan la vida del hombre, y también, debe adaptarse a las interpretaciones del cuerpo femenino que ellos mismos han dispuesto a través de siglos de dominio cultural.

 

 

“La forma en que las mujeres se ven a sí mismas está fundamentada por los criterios de valor estéticos educados a partir de una perspectiva patriarcal, en función de deseos y prerrogativas masculinas”, dijo el Máster.

Según Rodríguez Calviño, el primer cuerpo femenino no idealizado que se representa en la Historia del Arte es la Maja Desnuda de Francisco de Goya (1800). “Se trata de la representación de una mujer con una identidad propia reconocida, no anónima; con un cuerpo femenino figurado tal cual es, y no como una reinterpretación idealizada, religiosa, mítica o cosificada, como es costumbre en la Historia del Arte.”

Incluso en el surrealismo, explicó, vemos la fragmentación del cuerpo femenino, la misoginia, o la construcción de elementos icónicos donde la fémina es simplemente un objeto, en obras de Magritte (Los caminos del Verano, 1938), Man Ray (Venus restaurada, 1936) y Salvador Dalí (Gradiva, 1931, o Mujer con cabeza de rosas, 1935).

Luego en las décadas de los años ‘60 y ‘70 irrumpe un discurso feminista que empapó la historia de las artes. El contradiscurso de la arenga histórico patriarcal coloca ahora a la mujer como sujeto que representa y se autorrepresenta, ajena a los sistemas institucionales legitimados y naturalizados por la Academia.

Rodríguez Calviño delató cómo la mujer artista invade con fuerza a través de manifestaciones como el performance y la fotografía: “ambas propuestas son jóvenes en la historia del arte y escapan a manifestaciones clásicas, por tanto patriarcales [como la escultura y la pintura]. Son herramientas contemporáneas que no han sido del todo colonizadas por lo masculino.”

 

 

Artistas como Cindy Sherman y Gina Page desde la fotografía y la autorreferencia. Priscilla Monge con su pieza Pantalón, y Tracey Emin con Mi cama, ambas de 1996. Artistas como ellas que desdemonizan el cuerpo femenino y sus procesos naturales, como la menstruación y el parto, los espacios femeninos como las habitaciones privadas; desmontan patrones machistas, incluso occidentales, en torno a la belleza, la racialidad y la identidad.

“En Cuba, el empoderamiento femenino en materia de artes plásticas se produce después de 1960”, sentenció el ponente. Antes del 1ro. de enero se pueden mencionar pocos nombres más allá de Amelia Peláez, Rita Longa, Gilma Madera o Thelvia Marín. En la Cuba revolucionaria y gracias a la reforma de las instituciones de la cultura y la educación, donde la accesibilidad y la diversidad de voces representadoras balancean la ecuación, las artistas nacidas en esta Isla han tenido la oportunidad de expandir sus fronteras creativas a terrenos cada vez más cuestionadores, experimentales y transgresores.

Si la presencia de la mujer como creadora en la Historia del Arte ha sido preterida desde la educación, el reconocimiento, la exhibición, incluso la comercialización, imagine el escenario en una manifestación plástica también relegada del resto como es la cerámica.

 

 

Sobre ese aspecto dialogó la Licenciada Surisday Reyes Martínez, Directora del Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea. La experiencia de la institución con el desarrollo de las Bienales de la Cerámica que convocan desde la década del ’90, les permiten asegurar que es un medio de creación donde representantes del arte cubano contemporáneo, mujeres, incluso autodidactas, tienen un papel fundamental.

“En el Museo de la Cerámica se ha visualizado el quehacer de las mujeres en este ámbito, autoras que demuestran una carga de la identidad femenina muy fuerte, y superan prejuicios que persisten en torno a su inclusión en la práctica de la escultura y la instalación, y otras tipologías complejas de la cerámica”.

La especialista reconoció los prejuicios en torno a los artistas, tanto hombres como mujeres, que se dedican a la cerámica, y dentro de la misma, otra red de obsesiones que les examinan desde las temáticas abordadas, los medios empleados, las dimensiones y tipologías. En este panorama la mujer creadora lo tiene más difícil.

 

 

Sin embargo, sobresalen nombres como Martha Jiménez, creadora completa de la ciudad de Camagüey; Lisbet M. Fernández o Teresa Sánchez, esta última la única creadora y artista cubana graduada en la especialidad de cerámica escultórica, aunque fuera de nuestras fronteras. “No existe la disciplina de cerámica en los estudios artísticos. Desde otros ámbitos de trabajo, formación y especialización, ellas aportan a este medio en el cual incursionan. Es común la práctica autodidacta”, expresó.

Surisday Reyes llevó a los asistentes por un recorrido a través de creadoras cubanas con destacada participación en las distintas bienales de Cerámica que ha convocado el Museo, destacando la fuerza a nivel visual, conceptual y técnica de estas artistas mujeres.

 

 

Invitó a la creadora Celia Mariana García Horta, laureada en varias ediciones de la Bienal de Cerámica, a conversar sobre los intereses e inquietudes que más le interesan representar en su trabajo, que en este caso desarrolla en el ámbito del mural. Elementos históricos y relativos a la identidad que se evidencia en su más reciente “Obra en construcción”, un monumental trabajo de 4 x 2.20 metros de losas cerámicas esmaltadas, beca de creación del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, que se otorga durante las sesiones de dicha Bienal.

“Estamos trabajando para otorgar una Beca de Creación para mujeres que desarrollan la cerámica, como parte de un proyecto de cooperación internacional (…) Esta una bienal inclusiva, nacional, competitiva, abierta a todos los públicos, edades, géneros. Un evento especializado y único de su tipo que promueve la creación en torno a esta práctica artística, y queremos incentivar la participación femenina”, adelantó la Directora del Museo de la Cerámica, dejando a los asistentes con la expectativa de conocer más detalles sobre este importante aliciente para la creadoras cubanas.

El cierre de las charlas del Panel “Mujeres en el arte”, del Coloquio “Pensar la cultura desde la comunidad” que se celebra por estos días en la víspera del aniversario 79 del natalicio del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Doctor Eusebio Leal Spengler, puso la mirada sobre el Centro Histórico.

 

 

Liritza López Gómez, Especialista del departamento de artes visuales del equipo de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana compartió la presentación “Experiencia e imagen”, que se deriva de la Ruta virtual “La mujer en el pensamiento, el arte y la historia” publicada cada miércoles como parte del Proyecto Rutas y Andares 2021. 

La propuesta se encargó de la visualización del legado y desarrollo de grandes mujeres en Cuba y el resto del mundo, así como la impronta femenina desde diversas zonas del conocimiento y la creación. En la misma se vieron involucradas varias instituciones como el propio Museo de la Cerámica, el Centro para la Interpretación de las relaciones culturales Cuba-Europa, la Galería Carmen Montilla, la Dirección de Patrimonio Documental, entre otras.

 

 

La experiencia compartida por la Licenciada en Historia del Arte descubrió las representaciones femeninas dispuestas en una ciudad que de por sí ha recibido siempre una fuerte carga de asociación femenina. Desde la Giraldilla hasta la Fuente de la India o de la Noble Habana, está la representación clásica de la mujer encarnando un concepto, un espacio geográfico, un símbolo de identidad.

Regresan las alusiones la maternidad, pero esta vez de la mano de creadoras como Isavel Gimeno, autora del mural que corresponde al Hogar Materno Leonor Pérez; la excepcional Martha Jiménez con su pieza Contra Viento y Marea en la Alameda de Paula, y que concentra en sí el empeño resiliente de la mujer en la sociedad, a niveles macros y micros de participación.

 

 

Mujeres artistas que tienen su espacio de creación en La Habana Vieja (Flora Fong y Zaida del Río), que nombran salas expositivas (Carmen Montilla) y e invaden espacios públicos con sus creaciones (Amelia Carballo en el Foso del Castillo de la Real Fuerza y el Jardín Madre Teresa de Calcuta de la Basílica de San Francisco de Asís), mujeres cuyas carreras representan en sí trasgresiones (Anne Hyatt Huntington, autora de la única escultura ecuestre de José Martí, réplica en el Parque 13 de marzo).

“Si hablamos de cambio de pensamiento, de cambio de práctica respeto a la mujer, esto conecta con un término muy en boga que es empoderamiento; dar mayor acceso y participación a las mujeres en los espacios de la vida personal y social”, refirió López Gómez tras analizar que efectivamente se nota un cambio de pensamiento y de práctica cultural en torno a la posición de la mujer en las artes plásticas contemporáneas.