Haití: predominio del miedo
9 de agosto de 2021
|Las amenazas de muerte a cualquier juez que asuma las investigaciones acerca del asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moise; las “preocupaciones” del gobierno de Colombia “para que se respeten los derechos” de los mercenarios de esa nacionalidad que participaron en el magnicidio y la presencia del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos son cuestiones aparentemente disímiles, pero que se unen para poner en punto muerto un hecho acontecido el 7 de julio pasado, hace más de un mes.
En este contexto, las autoridades han solicitado la intervención de Naciones Unidas para que ayude en la investigación, sabiéndose atada de pies y manos por una oligarquía interesada en que nada se aclare, indicando su participación intelectual en el asesinato, como denunció la hoy viuda de Moise.
Nada interesada en que se cambie una constitución que rige desde la ex dictadura de Francois Duvalier, esta misma oligarquía ha hecho circular noticias acerca de que supuestas bandas criminales que estaban al servicio del asesinado las amenaza constantemente con tomar venganza.
Tales cuestiones elevan los reproches por la lentitud de los procedimientos, la persistencia de muchas zonas grises en la investigación, la negativa a divulgar información y la falta de respeto a los principios establecidos por la ley.
Lo cierto es que no se encuentra a un juez que asuma la investigación, y uno de los magistrados explicó a la Agencia Francesa de Noticias que “es un asunto delicado y político. El juez, antes de aceptar investigar el asunto, piensa en su seguridad y la de su familia. Por eso los magistrados instructores no están demasiado entusiasmados con la idea de aceptar el caso”.
Para tranquilizar a sus magistrados, el decano del tribunal, Bernard Saint-Vil, afirma haber exigido al gobierno que garantice la protección del magistrado actuante. “También solicitamos agentes de seguridad para el juez. Antes incluso de decir a qué juez encomendaríamos el caso, estos medios deberían ponerse a disposición”, declaró a la prensa el juez Bernard Saint-Vil.
Al margen, la policía asegura que ya detuvo a 44 personas, entre ellas 12 policías haitianos, 18 ciudadanos colombianos y dos estadounidenses de origen haitiano implicados en la irrupción del comando armado en la casa del presidente, acribillándolo con 12 balazos e hiriendo a su esposa.
DUDAS LÓGICAS
A pesar de las detenciones, los registros, los interrogatorios, la incautación de armas y municiones, y de todas las acciones llevadas a cabo hasta la fecha por las autoridades judiciales y policiales, la población tiene grandes dudas sobre la investigación, siendo Haití un país fuertemente marcado por la impunidad y con un sistema judicial disfuncional.
Aunque se señale a Christian Emmanuel Sanon como autor intelectual del asesinato de Moise, el primer ministro, Ariel Henry, y la viuda del mandatario, Martine, han manifestado a la prensa internacional que los responsables del asesinato aún no han sido detenidos.
Pero lo cierto es que la presencia de expertos estadounidenses en Haití bajo el pretexto de apoyar la seguridad, provoca temores de una nueva intervención en el país centroamericano.
Según un informe del diario Nouvelliste, recogido por la agencia rusa de noticias Sputnik, la declaración de Washington en que pone de relieve el viaje de expertos estadounidenses en ciberseguridad y seguridad de infraestructuras (CISA, por sus siglas en inglés) a Haití el 27 de julio bajo el pretexto de “ayudar a reforzar la seguridad de las infraestructuras críticas del país, incluyendo su puerto marítimo, sus terminales de combustible y sus instalaciones electorales”, puede ser otra medida injerencista en el país caribeño.
Cabe indicar que todavía no hay información del seguimiento de dicha asistencia, aunque Washington asevera que los especialistas llegaron a la capital, tras la solicitud del gobierno interino haitiano.
“Esta vez comienza con los consejeros. No sabemos hasta dónde llegará la asistencia, ya que los problemas se han vuelto más numerosos y más graves”, indica el periodista Frantz Duval, editor de Nouvelliste.
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