La Alameda de Paula

9 de agosto de 2021

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Zenaida Iglesias Sánchez

Estatua de Nicolás Guillén en el paseo marítimo.

 

 

En 1777 se trazó el paseo marítimo, durante el mandato del Marqués de la Torre y bajo la dirección de Antonio Fernández Trebejos, extendiéndose en sus orígenes entre el desaparecido teatro Principal y la iglesia y hospital de Paula.

 

 

En el siglo XIX se transformó en diversas ocasiones. Durante los primeros años se embaldosó el terraplén, se colocó una fuente y herrería de respaldo en los asientos. En 1841 se amplió con las plazuelas en sus extremos, se dotó de las escalinatas de acceso al paseo, se cambiaron mobiliario y luminarias. Durante 1845 se le conoció por Salón O’Donell por las nuevas obras que se ejecutaron para mejorar su imagen, durante el periodo de gobierno de este Capitán General. El Conde de Villanueva erigió en su centro una fuente en 1847, en honor a la marina de Guerra Española. La columna de mármol blanco, portaba cuatro surtidores de agua que vertían sobre la tasa. Dicha fuente sirvió también de aguada a los buques de guerra cercanos al puerto.

 

 

A principios del siglo XX se realizaron nuevas obras de remodelación en el paseo, para facilitar el tráfico comercial de los muelles cercanos, así desapareció la rotonda de ladrillos a modo de balcón hacia el mar. Luego, permaneció su imagen estática durante muchos años.

 

 

La Alameda de Paula ganó belleza y espacialidad con las obras de rehabilitación desarrolladas en esta zona a inicios del presente siglo XXI. Los trabajos ejecutados por especialistas de la Oficina del Historiador, tuvieron en cuenta las funciones culturales y recreativas en sus inmediaciones, de ahí que la nueva pavimentación, creó un eje adoquinado que le permitió la comunicación directa con la antigua iglesia que le diera nombre en el pasado, hoy sala de conciertos.

 

 

En 2019, se colocó en el centenario paseo marítimo una escultura en bronce del Poeta Nacional Nicolás Guillén, coincidiendo con la fecha de su natalicio. La obra corresponde a la autoría del escultor espirituano Enrique Angulo. El artista lo representó de tamaño natural, acodado en la baranda de la Alameda, contemplando las aguas de la bahía.

 

 

La inauguración contó en su momento con la presencia del Dr. Eusebio Leal, quien enfatizó la trascendencia del poeta en la cultura cubana, al adentrarse en la esencia de la cubanía con su obra escrita.

 

 

Ahora puede verse al intelectual cubano inmortalizado en el bronce en el paseo marítimo que muchas veces transitó.