La Heladería Coppelia de La Habana (II)
23 de julio de 2021
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En la entrega anterior nos referíamos brevemente al helado en sus conceptos fundamentales. Tratábamos de explicar, además, cómo había surgido en nuestro entorno de la mano avisada de gastrónomos locales desde los inicios del siglo XIX, poco después de la entrada del hielo del norte en la escena nacional, mostrándose esplendorosamente en los reputados cafés de La Habana colonial y el camino de excelencia que cruzó el XX al amparo de chinos cubanos emprendedores.
Hoy, dentro de este tema frío y escarchado, haremos mención particular al habanero fenómeno mercantil de helados conocido como Coppelia. La Enciclopedia Cubana de la Red (ECURED) nos auxilia:
“Inaugurada el 4 de Junio de 1966 la Heladería Coppelia fue creada como resultado del talento del arquitecto Mario Girona, quien contó con la colaboración de los arquitectos Rita Maria Grau y Candelario Ajuria. La edificación es todo un símbolo de varias generaciones de cubanos. Es casi imposible que haya habaneros que no tengan alguna historia o un recuerdo agradable relacionado con esta monumental heladería.
En el sitio donde está enclavada Coppelia, estuvo antes desde el año 1886, el Hospital Reina Mercedes, el cual se mantuvo activo hasta el año 1954, cuando fue demolido… …Por estar en el llamado corazón de la ciudad, finalmente se decidió levantar allí un rascacielos de 50 pisos. Pero dicho proyecto no llegó a materializarse.
Entonces se edificó el Parque INIT, un lindo pabellón de promoción turística. Fueron reproducidas pequeñas montañas, un lago artificial, escenario flotante, surtidores, cafetería, bar y un restaurante para quinientos comensales. Tras un año de exitoso funcionamiento el Parque INIT fue desactivado y quedó en su lugar, aprovechando algunas de sus instalaciones, el Centro Recreativo Nocturnal. Pero ya en el año 1966 se ideó la construcción de la gigantesca heladería. El arquitecto Mario Girona concibió el croquis de Coppelia en una semana, posiblemente influido formalmente por su anterior obra del centro turístico Guamá.. El cálculo estructural estuvo a cargo de los Ingenieros Maximiliano Isoba y Gonzalo Paz. Terminada la obra, ni siquiera tuvo ceremonia inaugural. Simplemente se abrió el 4 de junio de 1966, comenzó la venta y la gente curiosa entró y empezó a degustar la gran variedad de exquisitos helados con una oferta de 26 sabores. Desde entonces Coppelia se ha mantenido en la preferencia del público, que mantiene llena su capacidad para atender mil personas simultáneamente.”
De hecho, la heladería Coppelia se convirtió no solo en el esplendente proyecto destinado a degustar helados en un nuevo ambiente. En algún momento se le comenzó a conocer como la Catedral del Helado. Poco más tarde de su instalación las reproducciones a pequeñas escala de heladerías de barrio se convertían en “coppelitas” y el suceso se proyectaba hacia buena cantidad de ciudades del interior del país que rivalizaban por tener una heladería que comúnmente se le bautiza con el mismo nombre. Es decir, Coppelia se transformó en sinónimo de gran heladería.
Como valor cultural agregado, buena cantidad de cubanos aprendimos a conocer que el apelativo Coppelia responde al nombre de un ballet tradicional original del coreógrafo Arthur Saint Leon, música de Leo Delibes y libreto del propio Saint Leon y Charles Nuitter. El renombrado Ballet Nacional de Cuba incluye en su repertorio esta obra con éxito de interpretación y por ello se me antoja que el nombre escogido para la mítica instalación, fue escogido como un homenaje a esta icónica compañía danzaria.
Aprovecho para dar fe que en la ocasión que concebimos el libro denominado Rey Langosta, el maestro Gilberto Smith Duquesne, no dudó en nombrar como Langosta Coppelia el plato que ideó para agasajar al Ballet Nacional: “En cierto momento sentí la necesidad de hacer un reconocimiento a esta gran compañía que tanto ha prestigiado el nombre de Cuba. Y lo hice asociando el nombre del ballet clásico Coppelia, a un plato basado en langosta.”
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